El Premio Pritzker, referido en ocasiones como el premio Nobel de la arquitectura, es un prestigioso galardón internacional otorgado anualmente a arquitectos vivos cuya obra construida demuestre una combinación de talento, visión y compromiso, contribuyendo de manera significativa a la humanidad a través de su arte. Conocer a sus ganadores permite comprender hacia dónde se dirige la arquitectura contemporánea y cuáles son los valores que hoy deben considerarse fundamentales. En 2025, el premio ha sido concedido a Liu Jiakun, arquitecto chino cuyo trabajo redefine la relación entre arquitectura, comunidad y tradición.

Su obra, alejada del espectáculo, apuesta por la integración del entorno y la vida cotidiana, una visión que el jurado ha celebrado como esencial. Destacaron su trayectoria por su coherencia y calidad constante, así como su capacidad para crear espacios sin ataduras estilísticas. Más que desarrollar un estilo fijo, Liu Jiakun ha concebido una estrategia basada en la adaptación a cada contexto, transformando realidades y proponiendo nuevas formas de vida cotidiana. Su mayor aporte radica en el equilibrio entre conocimiento, sentido común y sensibilidad arquitectónica.

Liu diseña espacios públicos en ciudades densamente pobladas, donde el lujo del espacio es prácticamente inexistente, estableciendo una relación positiva entre densidad y los espacios abiertos. Entre sus proyectos más representativos se encuentra el West Village en Chengdu, un innovador desarrollo urbano en el que logró equilibrar densidad y espacio libre, integrando vivienda, cultura y naturaleza para fomentar la vida comunitaria en un entorno armónico y sostenible. Asimismo, el memorial de Hu Huishan, construido en honor a una niña víctima del terremoto de Sichuan de 2008, se erige con una conmovedora modestia: una construcción mínima con techo a dos aguas, levantada con ladrillos reciclados del desastre, se constituye en una de sus obras más apreciadas.

Nuestro entorno demanda respuestas sensatas más que gestos grandilocuentes. La obra de Liu Jiakun nos recuerda que la buena arquitectura no necesita recurrir a la extravagancia ni a la complejidad para ser significativa. A través de un enfoque racional, medido y profundamente arraigado en su contexto, sus proyectos demuestran que es posible crear espacios de gran calidad estética y alto valor social sin caer en los excesos. Con este breve compendio, basado fundamentalmente en información consignada en la página web del premio, invito a los lectores a explorar su trabajo, pues la arquitectura verdaderamente transformadora merece ser conocida y difundida.

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