Desbordado por su fantasioso ego, Petro se creyó David, y retó a Goliat. Seguro quería escribir una nueva historia, tirando unos desvariados versos. Le dieron, claro, una palera internacional, y su reversa lo dejó ante el mundo como un cuero. Nuestro orate presidente, a quien nada le importa la dignidad de nadie como lo certifican quienes fueron los secuestrados bajo su vigilancia - aprovechó que el avión de los deportados estaba en pleno vuelo, y derogó la autorización para llegar a suelo colombiano, alegando indignidad. Trump de una anunció las sanciones que nos aplicaría, y se formó la debacle, no allá, sino aquí.

Empero, las sanciones anunciadas no fueron selectivas, afectaron a Petro y al petrismo, que no nos representan, pero también al país y, lo ideal, es que las limiten a Petro y sus secuaces. Nadie se sintió agredido con lo de quitarle las visas al propio Petro, a sus funcionarios, a sus parientes, y a todo ideologizado o apoyador del petrismo. Al revés, la gente espera más, y anhelan un espectro de sanciones más amplio en términos de visas. Por ejemplo dejar sin visa a todos los parlamentarios del Pacto y a los que se le venden sean del partido que fueren, y hasta amenazar a los que, pudiendo envainarlo, asumen actitudes cantinflescas en favor del régimen. ¡Que tiemblen! Es que todos hablan mal del capitalismo gringo pero a la menor papaya se van para Miami a gastarse los billetes “sabroso”, shopping, de ropa marca gringa, y también en lujos y otros caprichos de gente adinerada.

Es que las sanciones arancelarias dejan al petrismo impávido, y hasta felices se ponen porque genera empobrecimiento y destruye el empleo, tal como ellos quieren. No les importa ni les afecta en nada. Nunca han montado un negocio, no tienen ni idea de lo que es producir para exportar y si importan algo son bienes de lujo para adornar sus casas, o vehículos de alta gama. Mientras sí se afectan la industria, el agro, las gentes de bien que fortalecen la producción y generan empleo. Los grandes aranceles no afectan al petrismo, sino que lo cohonestan. Por ello Uribe apoyó para evitarlo.

¿Que merecemos sanción? ¡claro que sí! Pero por elegir a semejante desvariado. El país de Trump no puede aceptar en la región retos, ni tendencias socialistas ni grupos anti democráticos. No pueden dejar que prospere el irrespeto, y deben frenar en seco los devaneos del tal “socialismo siglo XXI” en el que se encuentra Petro. Ni mucho menos aceptar trampas a la democracia, como las que seguro están urdiendo Petro con Santos.

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