Cayo Mecenas, noble romano consejero de Augusto, fue un importante promotor de las artes. Bienhechor de talentos de la poesía y patrocinador de apreciados autores como Virgilio y Horacio. Su vocación artística generó que su nombre, Mecenas, se use hoy como sinónimo de aquel que fomenta y financia actividades artísticas sin esperar retribución.
No es un caso aislado, más bancos y firmas de servicios financieros de Wall Street, como Morgan Stanley, Citigroup y Bank of America, de los más grandes del mundo, se unen a Goldman Sachs y Wells Fargo, renunciando a la alianza climática bancaria para cero emisiones (NZBA), apoyada por la ONU para articular sus actividades financieras con metas de reducción de emisiones. No es que no tengan compromiso con la lucha contra el cambio climático, es que enfrentan una seria dicotomía para mantener equilibrio entre sostenibilidad y resultados económicos. La NZBA, creada en 2021, promueve que los bancos definan metas de reducción de emisiones a sus clientes y reporten los avances. Los principales argumentos de los bancos para retirarse son la presión política de bloques conservadores, que los acusan de afectar la industria de los combustibles fósiles violando pautas antimonopolio, impacto en utilidades al restringir la financiación a sectores intensivos en carbono, en conflicto directo con las expectativas de accionistas y clientes y, el proceso complejo y costoso que implica monitorear las emisiones de miles de clientes La deserción devela el conflicto raíz: ¿cómo consolidar un modelo sostenible sin afectar resultados financieros de corto plazo? Los compromisos voluntarios no son viables sin un marco de acción que distribuya los costos de la transición de forma proporcional. El camino por seguir, si se quiere que el sector financiero sea parte de la solución, demanda medidas concretas. Regulación clara de los gobiernos, que establezca directrices evitando conflictos legales y promueva decisiones alineadas con metas climáticas, transparencia, en cuanto a que los bancos continúen reportando avances aún fuera de la NZBA, e incentivos económicos para financiar energías limpias y renovables, que compensen detrimentos por cortar créditos a los combustibles fósiles. La salida de bancos de la alianza demuestra que la transición energética no puede ser impuesta sin sustento. La transición demanda, en general, un trabajo en equipo y coordinado, de tal manera que cada jugador asuma el rol que le corresponde, sin perjudicarse.
Mecenas fue benefactor de poetas y artistas, financiándolos para que se dedicaran a sus actividades intelectuales. Los bancos no pueden asumir ese rol, las empresas tampoco, pues tienen responsabilidades fiduciarias con clientes y accionistas. Los gobiernos tienen obligación de garantizar a la población el suministro de energía de calidad, sostenible, asequible y sin intermitencias, características que aún no cumplen las opciones renovables a gran escala.
@achiller1964