En días pasados dedicamos una columna a presentar como un absurdo completo la intención o acciones del gobierno nacional para enviar al congreso un proyecto de Ley que redujeran las penas a los violadores y asesinos de niños tan frecuentes lamentablemente en el país, con el fin de rehabilitarlos. Hoy nuevamente comentamos otro absurdo del gobierno nacional cuando viene tramitando en sus gestiones de búsqueda de la paz, el nombramiento de exparamilitares que se encuentran en las cárceles o con órdenes de captura vigentes como nuevos Gestores de Paz, al estilo o imitación del absurdo mayor cual es haber designado al Señor Mancuso como beneficiario de esta distinción.
No sabemos verdaderamente dónde está la lógica del gobierno nacional cuando actúa de este modo. En primer lugar, es un exabrupto porque la elemental racionalidad indica que quienes cometen un delito deben pagar su proceder. No darle paso a esta estructura jurídica que es mundial en todas las legislaciones de desconocer la Ley. Entonces, ¿para qué hacer Leyes? ¿para qué generar códigos?, ¿para qué luchar en todos los países del mundo por organizar una estructura jurídica sólida que proteja a los ciudadanos contra la delincuencia? ¿Qué sería del universo humano si no existieran ordenamientos con sus castigos para quienes atropellan los derechos individuales y la seguridad jurídica a la que tienen constitucionalmente acogida a todos los ciudadanos libres?
Pero hay además otra razón inmensamente humana. ¿Qué estarán ahora pensando las víctimas de tantos crímenes y delitos contra sus allegados? desde hace más de 30 años en el país setenta mil familias han sufrido los embates del paramilitarismo. Ellos de a poco han recibido consuelo de la justicia, no muchos. Las estadísticas son deprimentes. Pero los delincuentes mucho están libres y ahora los que faltan quieren ser liberados. Jorge Eliezer Gaitán uno de los más brillantes penalistas que tuvo el país dijo que (“no hay nada que arruine más aún núcleo familiar que conocer la impunidad para quienes destruyeron un hogar”). Tenía toda la razón y allí están miles de familias a través de los años esperando y esperando, con la esperanza que no se pierde, que la justicia por fin llegue a devolverle por lo menos la tranquilidad y el recuerdo de sus seres amados. Por favor Colombia hagamos algo para decirle al gobierno no invente y potencien tanta actitud absurda, busque la forma, el método para que vuelva en el país a reinar la justicia y la paz, pero la verdadera paz no la inventada por mentalidades politiqueras