El sábado 30 de noviembre será la apertura oficial de la restaurada primera playa de Puerto Mocho, y con su inauguración entra en funcionamiento el Tren Bocas de Ceniza.
Puerto Mocho es parte de la iconografía urbana de Barranquilla. En un tiempo se creyó que su nombre provenía de un joyero hallado sin cabeza en sus aguas marinas. La narrativa raizal demostró que surgió de la práctica de los pescadores de ejercer el oficio con dinamita, a causa de la cual algunos perdieron un brazo o una pierna.
Cuando empezó la intervención de Puerto Mocho se hizo una encuesta ciudadana para establecer si se apetecía un cambio de nombre. Fue ratificada la denominación original. A algunos les parece fea. No al nivel de un centro turístico internacional. Pero la ciudad consultada hizo respetar la memoria histórica.
El tajamar occidental, sobre el cual circulará el tren por 2.5 kilómetros hasta la playa embellecida, es una obra construida hace varias décadas y sobre ese tajamar se establecieron pescadores y caseteros en rústicas infraestructuras.
Los pescadores con sus distintas técnicas son el símbolo de Las Flores. Y como en la novela El viejo y el mar de Hemingway se han tenido que trenzar en encarnizadas luchas con peces enormes que han dejado imborrables cicatrices en sus callosas manos.
La recuperación de Puerto Mocho hace parte de la apuesta de ciudad que busca usar el excepcional privilegio de un frente de agua conformado por el río Magdalena, el mar Caribe y la ciénaga de Mallorquín.
Compartimos esa recuperación. Y, desde luego, la decisión estratégica de comunicar a Barranquilla con sus cuerpos de agua. La transformación de la ciudad pasa por ahí. Pero ese proceso tiene que incluir a las comunidades anfibias.
El sábado 16 de noviembre, el alcalde Alejandro Char tuvo la cortesía institucional de invitarnos a la preapertura de Puerto Mocho a María Correa y a mí, quienes hemos venido actuando, respectivamente, como relatora técnica y veedor en representación de Protransparencia en la Mesa de Diálogo de la Alcaldía y sectores inconformes de Las Flores.
El alcalde dijo, mientras íbamos en el tren, que la inversión en el proyecto asciende a unos 35 millones de dólares. En la víspera de la apertura de Puerto Mocho, la Administración ha ratificado que su compromiso es resolver las exigencias principales de todos los pescadores, caseteros, mototaxistas, bicitaxistas, vecinos de la calle 106 y vendedores ambulantes. Deseamos también una inversión de unos millones de dólares en Las Flores en desarrollo humano e infraestructura. Hay que cerrar el ciclo atropellador de Edubar. “El alcalde soy yo, papito” ya no gobierna.