Escribir historias de mujeres inspiradoras es todo un honor para mí, es una forma de polinizar el mundo de esperanzas, de reconocer el poder creativo y transformador de las mujeres y la gran Susana sí que tiene relatos que demuestran lo poderosa que somos las mujeres y la generosidad que traemos por naturaleza para poner los talentos al servicio de todos y todas.
Hoy mi espíritu se infla de sororidad porque les voy a compartir la historia de una gladiadora existencial, que ha escogido caminos de determinación, de nunca silenciarse y siempre manifestarse, con argumentos y valentía. Es un honor poderla llamar amiga y aliada, tenerla en mi red de apoyo para llevar a cabo la gran misión feminista y social. Susana es ejemplo de lealtad y nutre el alma de quienes rodeamos su existencia.
Una mujer con fuerza indomable y corazón universal
Es una guerrera incansable de ascendencia libanesa y palestina, nacida en Colombia el 29 de marzo de 1986. Psicóloga de profesión, animalista por convicción y feminista/activista por misión de vida. También cuenta con estudios en Antropología Social y Cultural, y entrenamiento en coach ontológico.
Ha liderado numerosos proyectos en los campos humanitario, sector público y de cooperación internacional, siempre con un enfoque en la protección de los derechos humanos, la prevención de la VBG y el empoderamiento de las mujeres.
En el sector público, Susana trabajó en el Mecanismo de Género de la Alcaldía de Maicao, donde apoyó la implementación de políticas públicas de género y coordinó la secretaría técnica del mecanismo articulador. En el campo humanitario, ha colaborado con diversas organizaciones internacionales, gestionando proyectos para la prevención de la violencia de género en contextos de crisis humanitaria
Su misión de vida
Sus raíces libanesas y palestinas la han dotado de una profunda resiliencia, un rasgo que ha guiado su vida personal y profesional. Estas raíces la conectan con una historia de lucha y fortaleza, que hoy se refleja en su convicción feminista y en su compromiso con las causas justas. En 2020, fue nombrada Embajadora por el Instituto Nacional Demócrata (NDI), en reconocimiento a su trabajo contra la violencia política hacia las mujeres, y también recibió la Medalla de Dama Guajira, otorgada por la Asamblea Departamental como homenaje a su labor en favor de los derechos humanos y el empoderamiento femenino.
Es una feminista convencida y comprometida, Susana cree firmemente que la clave para prevenir la violencia y salvar vidas no está solo en proteger a las mujeres, sino en educarlas sobre sus derechos. A través de la Fundación Tati, sigue tejiendo redes sororas de mujeres empoderadas, promoviendo un tejido social sano y comprometido con la justicia y la equidad en su comunidad.
Un ser de luz que ilumina con su andar
Es madre autónoma de tres varones y un ángel llamado Tati, su hija, quien falleció a los 11 años a causa de un cáncer cerebral. Ser madre autónoma ha sido uno de los desafíos más grandes de su vida, un rol que la ha fortalecido, dándole las herramientas para enfrentarse al mundo con determinación y resiliencia.
La pérdida de su hija marcó un antes y un después, impulsando la creación de la Fundación Tati “Llevando una Luz de Esperanza”, una organización sin ánimo de lucro que busca transformar el dolor en esperanza.
El legado de la Fundación se enfoca en varias líneas de acción, siendo la protección de género uno de sus pilares fundamentales. Inspirada por su propia historia de vida y su capacidad para re-existir.
Susana ha abrazado con firmeza la causa de la lucha contra la violencia de género; a través de la fundación, se han desarrollado proyectos como el programa “Mujeres que Inspiran en Acción”, que promueve la sensibilización sobre la violencia basada en género (VBG) mediante el arte, y “Nuestros Cuerpos, Nuestros Derechos”, enfocado en la educación sexual y reproductiva.
¡Gracias Susana por tu ejemplo y tu poder femenino que es inspirador para todas!