Sobre ‘¡eche!’ y ¡psche! A. Calderón L., B/quilla
En enero de 2017, respondí así sobre ‘¡eche!’: –Dicen que “es interjección despectiva”. Alario Di Filippo afirma que “tiene cierto sentido de protesta”. No se relaciona con la interjección ‘¡che!’, usada en los países de la cuenca del Río de la Plata. Tampoco viene del latín ecce, que quiere decir ‘he aquí’, y que en español se pronuncia /ék-ze/, en latín medieval /é-che/ y en italiano /éc-che/. En España existe la exclamación ‘¡leche!’, que la Academia registra como vulgarismo que “indica sorpresa, asombro, admiración”, y María Moliner, al calificarlo también como vulgarismo, dice que es “exclamación de sorpresa, disgusto, duda”, juicios que coinciden con el sentido que a ‘¡eche!’ le damos en la Costa. Según esto, es probable que nuestro ‘¡eche!’ derive del ‘¡leche!’ español después de sufrir este la supresión de la letra ‘l’. El ‘¡eche!’ costeño no es vulgar ni indica mala educación, y, como el ‘¡leche!’ español, es una muletilla frecuente”. Entonces, el médico Alfredo Calderón Lombana me escribió: “En su obra Costeñismos colombianos, dice el presbítero Pedro María Revollo: ‘Echar pestes: Proferir palabras de enojo, amenaza y execración contra alguno; ej.: Salió echando porque lo reprendí.’ Nótese que en el ejemplo que cito se ha suprimido el sustantivo ‘pestes’, y que el verbo permanece como gerundio. Quizá así quedó consagrado por el uso popular”. A la sazón, supuse y dije: “Creo que el lector da a entender que el habla volvió tácito el sustantivo ‘pestes’ y, por eso, cuando solo se dice ‘salió echando’ se deduce que el sujeto del ejemplo no salió echando flores o poemas, sino maldiciones y palabrotas, es decir, ‘echando pestes´, locución que se acortó a ‘echando’, y luego dio ‘¡eche!’ “. Hoy, casi ocho años después, el mismo lector me escribe: “Sobre el origen de la interjección ‘¡eche!’, descartando el lunfardo como fuente (así como el modismo ‘¡ah leche!’, abreviado), me pregunto si no será el mismo ‘¡psche!’ de sentido despectivo que he encontrado algunas veces en escritos de autores españoles (Ramón y Cajal uno de ellos, si mal no recuerdo)”. En conclusión, por ser las exclamaciones espontáneas y arbitrarias, resulta muy creíble lo que Calderón expresa sobre ‘¡psche!’, y lo acojo plenamente.
Nota: Complementando mi respuesta de la semana pasada sobre la voz ‘macacoa’, me dice el lector Juan F. Martínez H.: " ‘Macacoa’ se usa en la Sabana también para denotar el sueño o modorra que da después del almuerzo: ‘Me cayó una macacoa por ese bocachico’ “.