El Gobierno nacional, a través del Ministerio de Justicia, está socializando un borrador del proyecto de decreto con el que pretende darle piso jurídico al cambio de género en los documentos de identidad por parte de los colombianos, permitiendo que los menores de edad puedan hacerlo con o sin el acompañamiento de sus padres o de un familiar que los represente legalmente. Se establece que la Defensoría de Familia deberá intervenir para formalizar el cambio en los casos en que los menores no cuenten con el apoyo o acompañamiento antes mencionado.
Si ese decreto se llegare a aprobar los niños (masculinos y femeninos) menores de edad podrán solicitar el cambio de género, con ajuste del registro civil de nacimiento mediante escritura pública, ante un notario, con las opciones de identidades diversas como “no binario”, “trans” o “travesti”.
Según lo manifestado por la ministra se busca reglamentar decisiones previas de la Corte Constitucional que ya contemplan esa posibilidad y ahora solo se busca garantizar los derechos de la población Lgbtiq+ y la autodeterminación para identificarse con el género, cumpliendo, según ella, con el marco convencional que obliga a reconocer su propia identidad.
Esta iniciativa del Gobierno nacional, fiel a su orientación ideológica, amerita el rechazo masivo de la mayoría de los colombianos, por la sensibilidad y la resistencia que genera, quienes consideran que se estarían vulnerando los valores que se deben fomentar en las familias para el normal crecimiento y desarrollo de sus hijos menores de edad.
Es muy claro y entendible que los jóvenes con mayoría de edad pueden manejar esa trascendental decisión haciendo uso de sus derechos legales y su libre albedrío. Existen múltiples opiniones al respecto y ha surgido la pregunta: ¿Podría un niño o niña menor de edad tomar esa decisión tan importante para su vida, sin tener la preparación ni el discernimiento para dimensionar su real alcance? Es más preocupante aun cuando se plantea que una vez realizado el cambio de género no existirá la posibilidad de revertirlo.
Muchos padres de familia están reflexionando sobre la existencia de restricciones obligatorias para los menores de edad en temas menos relevantes, como salir del país, para lo que se exige la autorización de sus padres, pero para el cambio de género no.
Los colombianos tenemos el desafío de proteger el desarrollo psicosocial de nuestros menores de edad si queremos tener una sociedad más responsable socialmente.