La sociedad es seducida por farsas justificando las malas prácticas de sus líderes. Diversas patologías sociales recorren una doble vía permanente entre lo particular y lo general, lo personal o lo común. Vivimos el tiempo inentendible de la división. Si fuéramos un algoritmo o un ejercicio matemático, las operaciones básicas serían insuficientes para describirnos.
Restar es igual a sumar si dividir se confunde con multiplicar y la suma es la inversión reducida de la multiplicación, porque la división es la superposición de la resta. Los partidos políticos viven partidos, los sindicatos ni son síndicos, ni mente catos, la comunidad, no es común y cada vez menos entiende que significa dar. ¿La sociedad es una masa deprimente? ¿Las asociaciones colectivas terminaron siendo una guerra de egos?
La complejidad hace que recurrentemente se diga de los demás: ¿Qué fue lo que hicieron? ¿Cómo cayeron tan hondo? Olvidando que no hacer también es una manera de equivocarse, si el fondo parece una caída infinita en la que la profundidad es tan superficial cómo el bajo nivel con el que su lenguaje conjuga los verbos de la inteligencia.
La era de la incomprensión está signada por la ausencia de la lectura. Entender es la forma más encumbrada de la interpretación. Se cree que la literatura es un juego de símbolos, letras o artificios de la palabra puestos en la mirada de los amantes de los libros: Cada vez que abrimos los ojos estamos leyendo. ¿Lees bien? ¿Lo haces rápido o lento? ¿A quienes te gusta leer?
Se ignora que las letras son intentos de graficar las ideas, los pensamientos, las razones o la imaginación. Y si es difícil traducir de forma correcta idiomas diferentes, mucho más complejo resulta explicar las conductas, los comportamientos, las preferencias, las culturas y principalmente las creencias de la gente.
La fracción sensorial es la segmentación de las emociones adelantada por la búsqueda de alcanzar objetivos que estimulen la voluntad individual o colectiva en torno a una causa, proyecto, razón motivada por intereses, deseos, beneficios que dividen, separan y disminuyen el potencial, intentado enviar mensajes controladores de las decisiones de las personas.
Es la mercadotecnia de la hipocresía posicionando productos incapaces de ofrecer lo que quieren vender. El espectro de la imagen distorsionando el valor de la personalidad a causa de lo que se cree que la mayoría quiere o necesita mirar. Suele ser el discurso atractivo para los indignados o ignorados en su afán por recibir atención.
¿Creer o dudar? ¿Conservar o cambiar? Cuidado con la fracción sensorial.