A propósito de los recientes bochinches en un estadio, ¿cómo se originó la palabra ‘bochinche’? Toño Belalcázar Brugés, Ciénaga
Bochinche significó primero el ruido que se hace al tragar un sorbo de líquido, al que se le decía ‘bochincho’, que viene de ‘buche’, y este del latín buccula, bucca ‘boca, mejilla’. Luego, por asociación y amplificación pasó a significar bullicio, asonada, vocinglería, alboroto, y, de nuevo por asociación, en América, en particular en el Caribe insular y continental, pasó a ser chismorreo, y por eso a alguien chismoso se le dice bochinchero. También bochinches son, por ejemplo, el desorden, la confusión y la algarabía que se presenta en una asamblea en la que se grita más que lo que se decide, o un partido de fútbol que degenera en peleas en las gradas
¿'Peludo’ y ‘peliagudo’ son sinónimos? Maxi Téllez B., B/quilla
En el decurso del tiempo, las palabras se van transformando. Ejemplo de ello es la paulatina pérdida o suma de letras o de sílabas dentro de un vocablo, fenómeno lingüístico conocido como síncopa. Por ejemplo: masticar-mascar, femininidad-feminidad, Natividad-Navidad, peliagudo-peludo. Sin ser sinónimos del todo, ‘peludo’ y ‘peliagudo’ tienen rasgos de sinonimia. Así, en el Diccionario, ‘peludo’ es un animal o un ser humano cubierto de pelos, y ‘peliagudo’ es un animal o un ser humano cubiertos de pelos largos y delgados, como los de ciertas razas de perros. Ahora bien, al sincoparse ‘peliagudo’ y dar como resultado ‘peludo’ las dos palabras se vuelven sinónimas cuando se refieren a que algo es difícil, complicado, lleno de contratiempos o de peligros.
¿Tenedores, cuchillos y cucharas por qué se llaman ‘cubiertos’? Ana María Beleño Ll., B/quilla
Se les dice cubiertos, simplemente, porque antes se cubrían. A comienzos del siglo 15, tal como lo han comprobado historiadores en textos antiguos, cuando los utensilios se ponían sobre la mesa se tapaban con una tela destinada para eso, y cuando los comensales acudían a comer los encontraban cubiertos. Después aparecieron las servilletas, que entonces fueron la cobertura para tenedores, cuchillos y cucharas. Con el tiempo, esa costumbre permaneció, pues la intención era garantizar la pulcritud de los utensilios: que no les cayera polvo, que moscas y otros insectos no los tocaran y que nadie los manoseara o contaminara, algo para destacar en una época en la que la higiene era deplorable. Después, consolidado el concepto de pulcritud, los utensilios, ya no cubiertos, sirvieron para apisonar la servilleta, que se ponía a un lado del plato.