La valorización es el tributo con el nombre mejor logrado porque con el mismo queda claro de qué se trata, o se trataba hasta ahora que el gobierno desde Bogotá se inventó una atípica para recaudar unos recursos adicionales que no son cualquier bicoca, ¡$2,3 billones, con B! Lo que no ha podido lograr en todo el país pretende el Gobierno sacárnoslo, si es que nosotros se lo permitimos.

La valorización siempre ha sido un gravamen con el que se proyecta financiar total o parcialmente una obra pública que efectivamente valoriza unos predios, y a sus propietarios les corresponde aportar una parte de lo que su patrimonio se valorizará con la misma.

Si se aplica de manera correcta y justa siempre será un gana-gana para las partes y así no hay razones para rechazarla. Pero muy diferente cuando la causa es una absurdamente traída de los cabellos, como lo es por lo que pretenden cobrarnos la de la Vía Cartagena – Barranquilla y Circunvalación de la Prosperidad.

Es que cuando se aprecia en el plano de Barranquilla los predios que según los cachacos, desde Bogotá, porque les dio su real gana, deberán “aportar” como valorización por ese par de vías, se le revuelve a uno el estómago por tan aberrante injusticia del “Gobierno del Cambio”.

Yo espero que ese desgraciado adefesio no logre su perverso e injusto cometido, y afortunadamente hay demandas ante la Corte Constitucional y una Acción Popular ante el Tribunal Administrativo del Atlántico, esperando que estas prosperen de forma justa y favorable.

Analicemos como ejercicio, a quienes les correspondería pagar esa infamia en Barranquilla: Yo me salvé porque vivo en “Alto Prado”, hasta ahora, porque desde el altiplano modifican el derrame a su antojo, pero de la carrera 46 hacia el sur, quienes habitan en sus casas o apartamentos en el barrio “Miramar”, ¡están fritos!

Y como les parecía poco, les adicionaron posteriormente a “La Campiña”, “Nuevo Horizonte”, parte de “Granadillo” y de “Campo Alegre”, y para completar, “Alameda del Río”.

Y de la carrera 46 hacia el norte los primeros clavados fueron “Villa Santos”, “La Castellana”, la futura “Lago Alto” de Argos, “Las Flores” y el corregimiento de “La Playa”, pero como para los cachacos eso no era suficiente, entonces incluyeron “El Poblado”, “Altamira”, “Riomar”, “Altos de Riomar”, “Santa Mónica”, “Altos del Limón”, “Andalucía”, “Villa Carolina”, “El Limoncito”, “San Salvador” y “Siape”.

Sin haber incluido en esta lista a Puerto Colombia, Galapa, Malambo, Juan de Acosta, Tubará y Piojó, en el Atlántico. Pero realmente, ¿En qué carajos ha incidido la construcción de ese par de vías, una de esas inconclusa, en los valores de predios en los barrios aquí descritos? La respuesta obvia es: ¡En absolutamente nada! Entonces, ¿Nos dejaremos clavar?

@nicorenowitzky