Metiéndonos un momento en la vida política que en antaño conocimos bastante, podemos decir hoy día que somos y seguiremos siendo liberales. Solamente una vez hace años saludamos en casa de unos amigos en esta ciudad al Doctor German Vargas Lleras quien nos causó magnifica impresión. Más nunca hemos tenido la oportunidad de tratarlo. Fuimos en la época de la juventud universitaria y después muy unidos con su abuelo Carlos Lleras Restrepo quien nos honró con su amistad y nos veíamos frecuentemente en la sociedad económica de amigos del país. Con su hija María Inés tuvimos una magnífica amistad igualmente, era de un señorío estupendo, y hoy día mantenemos una relación de aprecio y admiración con el tío de German, Carlos Lleras de la Fuente quien pudo ser Presidente de Colombia. Todo lo anterior para definir públicamente nuestros límites sobre la opinión y perspectiva que tenemos hoy día sobre German Vargas Lleras.

Hombre estudiado, práctico, honorable hasta los huesos, eficiente exministro, con un sentido de la responsabilidad llevado a los linderos del apasionamiento. Pero al mismo tiempo un político con gran carácter, sentido de la solidaridad social y preparado para las más altas instancias políticas. Nos parece que muy diplomáticamente, muy tenuemente ha iniciado su periplo para llegar a la Presidencia de Colombia. Sin aspavientos ni posturas teatrales lo estamos viendo peldaño por peldaño subir la cuesta de esta oportunidad. Hace poco inició un acercamiento con el partido liberal y recibió una llamada del expresidente Gaviria.

Primera gran estucada en los cimientos de un nuevo giro que léase bien, necesitamos urgentemente en el país. Si hay un tema que puede animar estas líneas es precisamente estos acercamientos de dos figuras influyentes en la política colombiana para intentar cambiar el desastre que estamos viviendo, porque la realidad es que como lo dijo el abuelo de German, Don Carlos, el país "se descuadernó".

En el momento es urgente que las grandes inteligencias públicas se unan y logren detener este derrumbe que está causando las improvisaciones de un gobierno que solo se concentra en levantar odios, fomentar divisiones y polarizar situaciones amparados con esa desueta estructura de izquierdistas y derechistas antigüedades del museo de las ideologías vicarias, ya en desuso, en un país como el nuestro que necesita con urgencia paz, seguridad ciudadana, empleo, aterrizar en las realidades del siglo veintiuno y no estancarse en sueños de barbarie como levantar castigos a los criminales, darles de comer a los del ELN mientras los autorizan a seguir extorsionando o insistir en empujar al país a la extrema pobreza deteniendo las explotaciones de los minerales que nos proporcionan el 30% de los ingresos de la nación.