Elucubrando sobre la improbable posibilidad de que Petro ceda, y se someta a un proceso electoral, aceptando en 2026 un debate presidencial, tendremos como escenario dos alternativas: 1)--que el tipo se sintió muy fuerte con todo el apoyo de los radicales petristas que la vez pasada votaron por él y votarán siempre; también de quienes en una u otra forma se han beneficiado durante sus dos años de gobierno; además de la abundante mermelada con la que contará en su momento, y de los montones de dinero que tendrá dispuestos para gastar en la campaña; y 2)- que sus eventuales competidores se trencen en una pugna de egos donde el gobierno podría, tal como la vez pasada, influir para decidir mediante maromas en el sistema, cuál de ellos pasaría a segunda vuelta. La parte que lo vuelve improbable es que tendría que acudir a un tercero que lo represente, un mamerto que no promueva diferencias intestinas; que son varios los opcionados. Pero ya sabemos que los terceros representantes pueden voltear la boleta, acuérdense de Santos representando a Uribe.
Petro sabe mucho, y por ello no habla de elecciones, no arriesgará su anhelada continuidad sometiéndola a imponderables, lo suyo es permanecer él, seguir gobernando hasta que se produzcan los cambios que su desvariada mente sueña, hasta lograr un omnímodo poder en la institución presidencial. Así que mejor no ilusionarse con candidaturas que, aunque bacano apostar por ellas, no se dará. Sin embargo, los políticos ya están en eso y ya se barajan nombres, que los hay hasta sin ningún mérito, lo máximo figurar en la lista de presidenciables. Empero, tampoco hay que ilusionarse, porque éste es un país de pusilánimes, y quien se perciba duro y firme, y muestre decisión de con mano fuerte retomar el rumbo, caerá en las encuestas. Germán Vargas Lleras, por ejemplo, todo el país lo identifica como gran ejecutor y conocedor de todos los temas nacionales, pero lo califican de demasiado drástico en sus conceptos, así que no muestra muy buena acogida. María Fernanda Cabal, otro ejemplo visible, con muy buena aceptación en sus iniciales mensajes, pero ha bajado en las encuestas precisamente por su firmeza, como si no fuera firmeza lo que el país requiere para corregir las cosas. Tristemente, aquí no pegarían ni Milei ni Bukele, porque se piensa que los problemas se resolverán con pañitos de agua tibia.
Coletilla porteña: Gracias a la tenacidad de la Dra. Karol Solís Menco, se lograron mejorar las condiciones en Papiros, haciendo cumplir los compromisos. Bien por ella.