Cuando a Johan Cruyff los directivos del Ajax no le renovaron a sus 35 años, el genial jugador se fue a jugar al ‘enemigo’ Feyernoord.
Con su orgullo magullado y su ego renuente a aceptar que un dirigente le determinara a él, el gran Johan, cuándo debía retirarse, se comprometió a sacar Campeón de la Liga a su nuevo club.
Y lo logró. Por partida doble porque también lo fue de la Copa de ese país. La herida producida en su amor propio le sirvió de inspiración.
A Teófilo Gutiérrez, los dueños del Junior no le ofrecieron una continuidad tras un mal torneo y una larga lesión en el primer semestre de este año. Teófilo es, sin duda, uno de los más destacados futbolistas en la historia reciente del Junior. Tal vez el jugador con más inteligencia táctica del medio colombiano.
Su espíritu afiliativo lo agradecen los técnicos y sus compañeros. Su atildada relación con el balón es notable. Pero, también es cierto que entre sus actitudes pendencieras que le acarreaban expulsiones irresponsables y las intermitencias y, en ocasiones, cierto desgano en su rendimiento, generó malestares en los dueños y en buena parte de los hinchas.
Maltrecho su ego y lacerado en su amor propio, encontró en el Cali una gran oportunidad de ‘vengarse’. Y la transformó en su motivación.
Depuso sus pretensiones económicas y decidió demostrarles que aún estaba vigente. Y lo logró. Fue el líder dentro del campo del Cali campeón.
Dudamel, que fue el líder fuera del campo, supo canalizar esa ‘sed de venganza’, lo designó capitán, lo elogió públicamente, lo convenció de unir ese desafío personal al compromiso del resto. Y, más allá de que en el cuadrangular semifinal y en la final ante el Tolima hubo jugadores con mejor rendimiento futbolístico, con más regularidad, Teófilo siempre fue el guía.
Les transmitió seguridad y actitud ganadora. Y no solo con sus mensajes, sino con su manera solidaria de jugar: siempre pidiendo el balón, siempre superando la presión del partido, nunca dejando a un compañero sin soluciones de pase. Lideró poniéndose al servicio de ellos.
Fue campeón el Cali, mostrando mejores argumentos con el balón que el Tolima. Muy efectivo en ataque y seguro en defensa. Con una mayor calidad en general que su rival.
También, debo decirlo, con un penal que, a mi juicio, no existió. Y el liderazgo de Teófilo.
Después del desempeño con el Feyernood y un cambio de dirigentes en el Ajax, Cruyff regresó a este y triunfó como técnico. Desde allí, saltó al Barcelona para convertirse en toda una leyenda.
Lo malo para Teófilo, y sus seguidores, siguiendo con la analogía ‘Cruyffiana’, es que en Junior no cambian los dueños. Y estos, hoy, no quieren saber nada de él.