El presidente Duque comprometió a la Policía y a la Fiscalía de la nación con la iniciativa de una guerra relámpago durante los primeros 100 días de su gobierno, contra 10 de los delitos que más agobian a la población. A saber: El hurto, las “zonas de miedo”, el homicidio, el secuestro y la extorsión, los abusadores de niños y proxenetas, los crímenes contra el medio ambiente, el narcotráfico, los objetivos de alto valor y las finanzas criminales, el contrabando y el ciberdelito. No debe sorprendernos que de esos 10 objetivos al menos cinco estén atizados por la cadena delincuencial de producción, mercadeo local, logística internacional, retaliaciones y lavado de ingresos de las drogas ilícitas. Veamos:
1. Las “zonas de miedo” suelen ser “ollas” de microtráfico inexpugnables, alrededor de las cuales se atrinchera todo un ecosistema delictivo, como el del Cartucho en Bogotá. Dentro de este objetivo se buscará limitar la “dosis de aprovisionamiento”(gracias a la cual los jíbaros evaden la justicia), estableciendo una “dosis máxima” a partir de la cual deja de considerarse como destinada al consumo personal.
2. El homicidio urbano está fomentado por luchas intestinas de control territorial, retaliaciones por pérdidas de matutes y vendettas, ante las cuales las autoridades lucen como testigos inermes. 3. El narcotráfico. Es la logística de exportación: buses que invitan a excursiones “gratis”, buzos que amarran alijos a navíos, narco jets que vienen en misiones “filantrópicas”, submarinos que surcan los mares indetectados.
4. a) Los objetivos de alto valor y b) Las finanzas criminales. Los primeros son casi todos jefes de nuevas bandas, incluyendo los del Eln en zonas antes controladas por las Farc y los disidentes de esta misma organización. Las finanzas criminales son invasivas y omnipresentes. Penetran por los más insospechados resquicios a la economía formal. Compiten de manera desleal con precios y plazos de cartera insostenibles para empresas legales. Así les arrebatan los clientes, que pueden actuar como inadvertidos cómplices. Especialmente vulnerables a estas prácticas son las pequeñas y medianas empresas. Las quiebran, las compran devaluadas, se apoderan de sus marcas para mimetizar su ingreso al negocio. Los sectores que manejan efectivo son un imán para las finanzas criminales, pues, contrario a la lógica usual, mientras más ventas ficticias puedan simular, mejor para ellos, pagando el correspondiente impuesto formalizan fortunas.
5. El contrabando. Otra forma de competencia desleal contra toda la economía formal. Es la manera tradicional de lavar dólares, valorando estos a una tasa mucho menor que la oficial. Con sus exorbitantes utilidades absorben ese descuento y siguen haciendo un gran negocio. En los puntos 4b y 5 deben participar la UIAF y la SIC.
Es una oportunidad de la ciudadanía para apoyar a las autoridades con información, arma indispensable para conseguir una victoria temprana en esta blitzkrieg contra esos 10 delitos.
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