Es 30 de junio de 2006. Son las nueve de la noche en la capital alemana. Al Estadio Olímpico de Berlín no le cabe un alma. Aparte de que juega la selección local, todo el mundo quiere ver jugar en cuartos de final a un muchachito que la semana anterior ha cumplido 19 años. Se llama Lionel Messi. Es rosarino. Juega para el Barcelona español. A los 17 años Pelé ya era una celebridad. Maradona también.
Es el mundial de 2006. El técnico de Argentina se llama José Pékerman. El balón se mueve en el Olímpico de Berlín para el partido Alemania-Argentina. Messi no arranca de titular. El elenco gaucho se va en punta. Después empata Alemania. En las tribunas, los hinchas –excepto los alemanes– están expectantes del ingreso a la cancha de la estrella del Barsa.
El tiempo avanza y Pékerman empieza a agotar los cambios. El primero, el segundo, el tercero. Messi se ha quedado sentado para siempre en el banco. El entrenador no lo ha puesto a jugar. Por definición desde tiros del punto penal Alemania derrota a Argentina. La elimina del mundial. En las tribunas se quieren “comer vivo” a Pékerman. Messi sale cabizbajo. Tal vez aquel día empezarán para él los fantasmas con su selección. Unos fantasmas que aún hoy no lo dejan en paz.
Ocho años después de aquel choque en Berlín, ese mismo Pékerman es el técnico de Colombia en el Mundial de Brasil. Él ha clasificado a nuestro país a una cita mundialista después de 16 años. Eso Colombia entera se lo agradece. Pero, a decir verdad, clasificar una selección a un mundial por Suramérica es fácil. Son 10 equipos y pasan cinco. Adicionalmente, dos o tres selecciones están eliminadas de entrada. Venezuela y Bolivia, por ejemplo. Hasta hace poco Perú pertenecía a ese grupo.
A Pékerman le va como a los dioses en Brasil. Colombia gana los tres partidos de primera fase. En octavos deja en el camino a Uruguay. En cuartos nos toca con el local, Brasil. A Pékerman le da por cambiar a varios jugadores del equipo ganador. Dicen que equipo ganador no se cambia. En un dramático partido Brasil gana 2-1. Colombia entera llora al ver llorar a James.
Tras cuatro años de Brasil, Pékerman es de nuevo el timonel colombiano en Rusia. El debut es contra Japón. En el mundial anterior les ganamos 4-1 a los nipones. Es decir, en el papel es un partido fácil. ¿Partido fácil? Al contrario, fue un partido de infierno.
Los japoneses nos pasearon. A Pékerman también. El martes a Pékerman le faltó la suerte que siempre ha tenido. Esa suerte que le ha permitido que sus errores no se noten mucho. Así por encima: sacó del gramado a Juan Fernando Quintero, quien había empatado el encuentro y creado las poquísimas opciones de gol colombianas. Entró a James por Quintero. James estaba lesionado. No rindió como en otras tardes. Marcador final: Japón 2, Colombia 1.
Colombia está contra las cuerdas para clasificar a octavos. Ojalá esté equivocado, pero la tenemos difícil contra Polonia y Senegal. De todos modos, seguimos en manos de Pékerman, el que nos clasificó a dos mundiales, el que sacó a Quintero ante Japón y el mismo que hace 12 años en Alemania dejó sentado a Messi.
@ cancinoabog