Los partidos amistosos servirán si, y solo si, los técnicos son capaces de abstraerse de los resultados y acuden a la autocrítica y minuciosidad en el análisis.
Si sus expectativas previas y ensayos entregaron las respuestas esperadas o, por el contrario, no los satisficieron. Si en medio de un mazazo al orgullo, como el que España le propinó a Argentina, Sampaoli es lo suficientemente sosegado y saca a relucir sus dotes de verdadero líder para saber gestionar semejante humillación. Para aprender de tamaña lección que los puso con los pies en la tierra, comprobando su mediocre funcionamiento como equipo en los últimos tres años, maquillado por la calidad superior del mejor del mundo, Messi.
Los partidos amistosos le servirán a Pékerman, más allá de lo que provocó en el hincha porque su Selección fue capaz de ganarle a una potencia y, hoy, una de las mejores nóminas del mundo, como Francia, si no olvida los treinta minutos iniciales en donde Colombia lució inferior en todos los aspectos del juego.
Si es riguroso y se pregunta si es necesario un detonante como el inesperado gol de Muriel para tomar las riendas del trámite del partido. También le servirán estos dos amistosos, que en general dejaron buenas sensaciones en la actitud y el juego, si se da cuenta que Aguilar luce demasiado lento para el ritmo que se impone en ese nivel; que el hábitat de Bacca es el centro y no la zona izquierda del ataque; que Lerma se vio más cómodo al lado de Barrios en primera línea que como volante más avanzado; que la geografía que mejor camina Mateus Uribe es el centro del campo y no cerca de la raya; que con Giovanni Moreno o Quintero puede haber mejor circulación del balón, amén de su inconstancia, y con Izquierdo, un extremo natural, más posibilidades de desborde y desequilibrio por ese costado, sub utilizado por el poco desdoble de Fabra y por las características de Cardona o el delantero improvisado que a veces utiliza.
El beneficio de estos dos ensayos tendrá que ver, no con la euforia generalizada por el resultado positivo ante Francia, sino con la sapiencia de Pékerman para ser consciente de que la elevación de la calidad en el funcionamiento de Colombia en Rusia tiene mucho que ver con que los ínclitos Ospina, James, Falcao y Cuadrado (reiniciando entrenamientos post lesión) adquieran a tiempo su forma ideal, porque la actual no es la mejor. A 75 días para el inicio del Mundial, Colombia, después del periplo franco-inglés, dejó una imagen serena y optimista. En ningún caso para la autocomplacencia y menos para desenfocar a Pékerman y a sus jugadores.