Veo lo del dragado grave. Por más gestiones bien intencionadas desde Cormagdalena por su diligente director Alfredo Varela, en el Ministerio de Hacienda la llave del dinero está bloqueada. El dragado se pospone. La adjudicación del contrato, del mantenimiento del río Magdalena, por licitación o el camino legal pertinente no avanza. Los otros puertos estarán felices con la demora o más larga suspensión de los trabajos en los últimos 22 kilómetros de la desembocadura. ¿Habrá que esperar a que el próximo presidente Duque, Petro, Vargas o Fajardo se interesen?

El kilómetro 18. Todo gobierno sabe que la carretera Ciénaga-Barranquilla puede colapsar, ahí y en tres puntos más, donde la erosión costera se devora la playa y próximamente la vía. La Gobernación del Magdalena, displicente con el tema, no la tiene dentro de sus prioridades, pero la economía nacional sí . La carga de importación que viaja hacia el interior se atranca y otras rutas encarecen los costos y sabotean exportaciones, de las empresas del centro-oriente, pues casi nada de lo que se vende al exterior carece de componente importado. El mercado barranquillero y soledeño consume la producción agropecuaria del Magdalena, Cesar y La Guajira, así que rota la carretera Ciénaga-Barranquilla aquí los precios se nos encarecen, pero los productores agropecuarios de esos departamentos, comenzando por el Magdalena, se van a Joder* (Diccionario de la Real Academia Española, edición bicentenario página 1286).

El puente así y ¿pa’ qué?. El costoso nuevo Puente Pumarejo como no le amplíen la vía Ciénaga-Barranquilla a los mismos carriles que permite el ancho de la hermosa obra de ingeniería, se convertirá en un embudo colosal. Así que la nueva y por ampliar vía Ciénaga-Barranquilla, con o sin viaducto, las condiciones medioambientales requeridas y sus aproximaciones para montarse y bajarse del puente en construcción, es nuevamente una necesidad conexa ineludible. En el Ministerio de Transporte o en el Invías deben preverlo, los responsables de ahora y los de agosto próximo. El Pumarejo* su nombre a quien recuerda es, nada menos que al Dr Alberto, senador liberal por varias décadas, banquero, primer designado a la Presidencia, embajador y negociador del tratado de límites con Venezuela, Ministro de Guerra, gobernador y alcalde, promotor en el Congreso de la primera Ley de Zonas Francas con Eduardo Carbonell Insignares, etc., etc., y no como un desinformado presentador de T.V. nacional, gazapeando lo atribuyera al presidente López Pumarejo.

Draga privada. Si los puertos concesionados (20) en la zona que requiere el dragado, decidieran privadamente adquirirla y operarla, resolviendo sustitutivamente lo que el estado tiene que hacer, pues hay una ley gestionada hace años, por el senador José A. Name Terán que la obliga; la Nación –dueña del río– debería autorizarlo. Cormagdalena después convendría el pago del servicio, como cuando van a Curazao a buscar una de emergencia. Esos 20 puertos concesionados de la zona portuaria sobre ambos lados del río, económicamente se afectan, igual que el empleo acusará índices crecientes por los barcos desviados si la solución se congela. Tarea para la recién elegida bancada congresista de Atlántico y Magdalena.

Mentalmente más pobres. Si el proyecto del Minhacienda y la Fiscalía de quitarle los ceros al peso colombiano, se materializa, sucederían dos efectos de percepción: el público percibiría engañosamente que los precios han bajado, y el segundo, cuando se reciba su salario o pensión percibirá que le están quitando dinero. Lo cual no estaría sucediendo.

Mundo cambiante. Hoy nos encanta que por ejemplo que The Nova Scotia Bank (Scotiabank) se asocie con el Banco Colpatria o que el brasilero BTG Pactual se establezca y brinde excelentes servicios bursátiles y de inversión. Rodrigo Botero, exministro de Hacienda, recuerda que, en una prestigiosa universidad bogotana, un grupo de estudiantes rechazaba la exigencia académica de leer textos suministrados en inglés. Durante el gobierno López Michelsen, por una exigencia del Grupo Andino, en el CITIBank, entre otros, sus accionistas debieron ceder a nuevos socios colombianos su porcentaje de participación. Por eso el grupo Lloreda adquirió su control. A la Banca comercial e Italiana le ocurrió algo similar en el Banco GNB Sudameris.