Comienza hoy el nuevo año chino, pero para los barranquilleros amantes del Junior y que asistieron anoche al Metropolitano, chino lo tuvo el equipo de Alexis Mendoza, que necesitó hablar todos los idiomas para obtener una victoria mínima sobre los guaraníes del equipo de Asunción.
En un partido dramático, no se sabe si Junior actuó bajo los efectos de la “loca” brisa que recorre la zona caribeña o simplemente sintió los efectos de un largo y cruel guayabo causado por los cuatro días de Carnavales.
El mismo equipo que había prendido las grandes fiestas de la ciudad hace ocho días con una remontada inolvidable sobre el Olimpia de Paraguay, como tituló Rafa Castillo en estas mismas páginas, padeció lo suyo para conseguir un gol, para lograr una ventaja que al menos le permita llenarse de esperanza ante el partido de vuelta en la capital paraguaya.
Junior comenzó lento como si estuviera esperando que el estadio mostrara una imagen propia de un partido de Copa Libertadores y no la de un partido amistoso contra un adversario de poca monta. Por momentos, Junior incluso cedió el balón al Guaraní que gozó de un par de oportunidades que afortunadamente encontraron, esta vez sí, a un Viera inspirado.
Juega Junior como si le gustara complicar el partido. Cierto es que el portero paraguayo también evitó que su equipo se fuera con un gol al descanso, pero esas ocasiones de los rojiblancos no fueron continuadas. En pleno enredo de ideas, de jugar sólo por un lado, Junior echó de menos a un jugador que marque la pausa y, al mismo tiempo, genere un juego más fluido y, especialmente, ofrezca claridad al ataque.
Como si fuera “la loca” brisa que igual va de izquierda a derecha, que de cola o de frente, Junior se fue a por el triunfo en el segundo tiempo. Cuando uno estaba pensando que una mala tarde la tiene cualquiera, algún aficionado estaba maldiciendo la ausencia de Jarlan, y otros ya estaban imaginando un Jueves de Cenizas, Junior se encontró con un adversario diezmado por la expulsión de uno de sus jugadores a falta de 25 minutos para el final.
Fue entonces cuando Junior pareció un vendaval, y descifró el lenguaje guaraní. Llevaba 170 minutos el equipo de Alexis sin marcar un gol. Los 90 de Pasto y los 80 de anoche. Acabó ganando, pero dejó muchas dudas en su juego. Es verdad que esto apenas está empezando, pero este Junior no es el Junior que quiere su gente.