Un sabio del fútbol como César Luis Menotti, entre sus frases impactantes, dijo un día que los periodistas no teníamos por qué saber de fútbol, que lo que teníamos que sentirnos es parte del público, que hasta los entrenadores que llevan muchos años mamando desde dentro este deporte no lo entienden, pero que consideraba un irrespeto el escuchar frases como “yo hubiera puesto a fulanito en lugar de zutanito”.

Es verdad que el periodismo deportivo tiene muchos pontífices, y que en el fútbol no sólo los periodistas, sino la gran mayoría de aficionados se sienten entrenadores. Lo más grave del periodismo futbolero no es que haya sabelotodos sino el olvido fácil del pasado, lo cual coloca a los técnicos en una cuerda floja en la que aunque ganen están obligados siempre a vencer. Y eso no ha pasado nunca.

En Madrid, en este momento, hay un hombre, Zinedine Zidane, que está siendo vapuleado y lo están llevando a la hoguera por estar a 16 puntos del líder de la Liga (Barça), pero especialmente por el 0-3 que el eterno enemigo (el mismo Barça) le propinó en el Bernabéu hace unas semanas.

Cierto es que sorprende que un equipazo como el Madrid esté tan lejos de la cabeza a mitad del campeonato, y que todo lo bueno que era Zidane al comienzo de su etapa madridista ahora no importa. Para algunos periodistas Zidane llegó a ser el Pep Guardiola del Madrid, tan ansiosos como estaban de encontrar un antídoto anti-Barça.

Y en verdad Zidane dio otro aire al Madrid. La cara amarga de Luis Enrique en el Barça contrastaba con la sonrisa permanente del francés. Y, además, cambió el estilo. Y lo mejor, ganó títulos y se convirtió en el primer técnico que conquistó dos veces consecutivas la Champions, y también sumó dos Mundiales de Clubes. El Madrid y Florentino Pérez habían encontrado el entrenador ideal. La prensa madrileña, también. Nadie lo cuestionaba. Todas sus decisiones iban a misa. Era perfecto.

Pero hoy cuando marcha a 16 del Barça el periodismo sólo ve pecados. Si lo elimina el PSG en octavos de la Champions, la buena estrella de Zidane se oscurecerá. O gana o va para fuera. El sino del entrenador. El pasado no importa. Hoy el periodismo se ha puesto en el banquillo. Y le recuerda que prescindió de James, también de Morata y no contó con Isco contra el Barça. El fútbol en su esencia, señor Menotti.