Me hubiera gustado ir al debate enmarcado en la frase ¿Es Dios una ilusión? llevado a cabo con motivo de clausura de la celebración de los 80 años de la Facultad de Teología de la Universidad Javeriana; hubiera estado encantada de asistir porque esa misma pregunta me ha rondado a lo largo de la vida. El encuentro, que confrontó una vez más los postulados religiosos con los científicos, tuvo como protagonistas a uno de los más célebres ateos de la actualidad, el biólogo evolutivo británico Richard Dawkins, y al reconocido sacerdote jesuita, el teólogo Gerardo Remolina. Si bien para un ciudadano común y silvestre –como yo–, aunque lleno de preguntas –como yo–, el interés por asistir a estos eventos está lejano de aventurarse a desentrañar los argumentos que sostienen las creencias de ambas partes, quizá sí pueda ayudarnos a encontrar una forma de aliviar la angustia que produce en el ser humano esa incesante incertidumbre de vivir entre convicciones científicas y determinaciones racionales, por un lado, y esa inasible exigencia llamada espiritualidad, por el otro.

En efecto, en la primera parte de un encuentro programado en tres escenarios distintos, se tocaron desde ambas perspectivas temas como la creación, la cientificidad de la Biblia, el universo, la religiosidad, las teorías evolucionistas, y varios de los interrogantes que usualmente nos asaltan cuando tambalea la fe. Según se dijo, en un debate que transcurrió serenamente –cosa loable en un país de debates estridentes–, los participantes pronunciaron enunciados memorables que parecieron confirmar que ambas posturas filosóficas, por estos tiempos, difícilmente coincidirán. Es natural, el proceso evolutivo humano está ligado a la comprensión de ciertos misterios, y, entre tanto, solo nos queda la fe. Mientras el padre Remolina afirmaba “la Biblia no es un libro científico ni podemos aprender nada científico en ella. Sí podemos buscar en ella la historia de una serie de experiencias espirituales. Es un libro profundamente humano”, Richard Dawkins sostenía “Mucha gente cree que la Biblia es un libro histórico, pero no lo es porque no hay evidencias de muchos de los acontecimientos que describe. Hay otros que afirman que la Biblia es un libro de enseñanzas morales, pero tampoco. Dios es el personaje más desagradable de toda la ficción” ,“lo mejor para dejar de ser religioso es leer la Biblia”. En fin, cada cual en su derecho a decidir la manera en que interpreta su paso por este mundo.

¿Es Dios una ilusión? Quizá; pero ¿habrá cosa más ilusoria que la vida misma? No obstante, nos aferramos a ella con una certeza increíble. ¿Es Dios una “esperanza” que carece de fundamento en la realidad? Podría serlo; aun así, lo que resulta sorprendente es cómo la humanidad ha manifestado una fe absoluta hacia personajes dispuestos a conducirnos al desastre, y, por el contrario, se cuestiona ante una figura que demanda lo mejor del ser humano.

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