No espere, señor presidente Santos, que estalle la lucha de clases no declarada que hay en Cartagena. Adelántese al polvorín.

Por distintas vías los cartageneros le han hecho saber que quieren elecciones atípicas. ¿Qué espera para convocarlas?

Quien está hoy al frente de los destinos de la ciudad no convence. Es un tecnócrata joven, como a usted le gusta. Hace parte, inclusive, de la crema y nata de la sociedad que a usted también le complace.

Sobre el muchacho, de hecho, no tengo más reparo del que ya hice sobre la vez que se ausentó de la ciudad para que uno de sus secretarios despachara burocracia y contrato a los concejales.

Pero tiene dos grandes problemas: uno, que está también al frente de la de la Agencia Presidencial de Cooperación. Y Cartagena, señor presidente, necesita un alcalde de tiempo completo que se ocupe de los problemas estructurales que padece.

Lo segundo es que encarna lo más granado de la rancia élite de Cartagena. Esto no fuera un problema si no avivara la resistencia popular.

Usted puede tener razón cuando piensa que los cartageneros no piensan a la hora de elegir figuras como Campo Elías Teherán (que Dios lo tenga en su santo reino) y a Manolo Duque (que está en el reino de la Fiscalía).

En la ciudad hay gente que asume esto con algo de folclorismo, y por eso le confió su voto a los únicos representantes del Estado que reconocen: los locutores de noticieros amarillistas. Vaya mamadera de gallo.

Pero hay otros –quiero creer que la mayoría– que están cansados de gobiernos tramposos que se juntan con quienes detentan el poder para usufructuar sus derechos. Eso, incluye al mismo Manolo que negoció con los empresarios y los políticos de siempre una agenda de macroproyectos que se olvidaba de lo primero, de la gente.

Ni unos ni otros se sienten representados por el burgomaestre encargado. No le creen, no le siguen, no le copian. Las protestas ya aparecieron en la Alcaldía.

Ellos también se han equivocado. Y así fuera por mamadera de gallo o resentimiento, no escogieron bien a sus últimos gobernantes. Pero la única manera de curar los males de la democracia es desplegando más democracia.

Hoy creo que están en procura de buscar un mandatario sin tacha, que lidere la salida de la ciudad de esta crisis tan pronunciada. Por lo que entiendo, buscan un gestor que los interprete y tenga un trabajo en la base popular y al mismo tiempo sea capaz de llevar su vocería a las instancias de decisión nacional.

Permítales esa oportunidad que es legítima y urgente (¿No le han dicho que la ciudad anda al garete?).

Convoque ya las elecciones atípicas. Recuerde la sentencia de Octavio Paz, que acomodo para la ocasión: una ciudad sin elecciones libres, es una ciudad sin voz, sin ojos y sin brazos. Así tenga un alcalde encargado que intente hablar, ver y trabajar por ella.

@AlbertoMtinezM