El boxeo profesional más que el amateur, ha tenido en los últimos tiempos muchos enemigos que propagan la necesidad de su prohibición. Esto generalmente ocurre cuando se ha producido un accidente mortal o se ha dejado por el resto de su vida a un boxeador que ha terminado inválido.
Todos los deportes han tenido accidentes trágicos, a excepción de algunos que tienen un transcurso sin margen a tragedia inesperada. El boxeo, desde luego, es un deporte (si es tenido como tal, ya que en Estados Unidos no lo toman de esa manera, sino como un espectáculo público) cierto es que ha tenido motivos lamentables que en el fondo ofrecen un margen mínimo de accidentalidad trágica, pero como su función vital es la de golpear a un adversario, naturalmente tiene una cosecha trágica superior a la que se presenta en otros deportes.
El accidente en el pesaje del combate entre Griffith y Paret tuvo que mediar una provocación burlona de Paret sobre la escasa virilidad de Griffith para que se hubiera presentado una escena como la que se presentó, en la que los dos boxeadores estuvieron a punto de irse a las manos.
A Griffith el accidente mortal que le atribuyó el fallecimiento de Paret le creó un sentimiento de responsabilidad en el caso que lo afectó enormemente en su futuro boxístico. Muchos lo responsabilizaron por la andanada de golpes que le propinó a Paret, pero eso en buena parte tuvo su raíz en el accidente del pesaje, ya que la mayor responsabilidad recaía en el referee, quien inexplicablemente permanecía paralizado sin tomar decisión alguna, hasta cuando Paret permanecía inconsciente, solo sostenido por una de las cuerdas del ring. Sólo así se decidió este referee a suspender la pelea. Su responsabilidad y su conciencia lo llevaron al retiro de la profesión.
En el historial boxístico y en la misma actualidad de hoy existe una norma no escrita pero muy respetada hasta ahora que establece la obligatoriedad del referee para suspender un combate en el cual se han propinado un mínimo de 10 golpes que ha dado uno de los boxeadores sin respuesta de su contrincante. Tiene que intervenir de inmediato para suspender el match.
Caso curioso: en el boxeo de antaño no se producían accidentes trágicos que se digan. Los había, pero no llegaban a resultados mortales, debido especialmente –eso creen muchas autoridades boxísticas– a la fortaleza física característica de los pugilistas de los viejos tiempos.
La mortalidad parcial que se propagó a fines del siglo pasado, se debió al estilo característico del boxeo de hoy, que centra su ataque a los planos altos de los boxeadores, especialmente a la cabeza. Ayer se golpeaba mucho al tórax y plexus, que desvanecían los sentidos del púgil golpeado, pero poco después recuperaba su conocimiento.