No solo los amigos nuestros sino en gran cantidad los aficionados al deporte que encuentran esta época desértica de grandes valores deportivos. Si es en el boxeo es increíble los datos estadísticos que se han dado: por citar un ejemplo en los años 20 y 30 del siglo anterior, había en el mundo dos veces más boxeadores que en los años 80, 90 y subsiguientes.

En gran parte ha ocasionado la disminución alarmante de boxeadores estadounidenses, por el conocimiento que hasta ahora ha llegado hacia ellos sobre el peligro de su integridad mental por los golpes que se dan ahora mismo en el boxeo. Ya no se golpea a los planos bajos del boxeador, que era una característica del pugilismo en aquellos años sino que se dirigen los golpes hacia la cabeza del adversario. No se quiere dar estadísticas al respecto, pero en Estados Unidos hay una gran cantidad de boxeadores víctimas de ese golpeteo dirigido hacia los planos altos del boxeador contrario.

La crisis de valores en estos días ha afectado sobremanera al periodismo boxístico, cuando anteriormente se proyectaban crónicas diarias sobre boxeo, hoy queremos apelar a un combate que tuvo mucha resonancia en Barranquilla en los años 20 cuando en el departamento del Magdalena tenían un boxeador -llamado ‘Negro’ Lorenzo- que estaba invicto en gran cantidad de peleas y recibió el desafío de un joven bogotano de padre francés, quién lo retó en Barranquilla para que se enfrentarán en esta amada ciudad nuestra.

Los aficionados samarios llegaron a Barranquilla en gran número y con sus bolsillos repletos de dinero, porque todos ellos eran empleados de la United Fruit Company, la notable empresa bananera del vecino departamento.

La pelea se verificó en el teatro Cisneros, de propiedad del General Diego A. De Castro, que puso su nombre a ese teatro suyo por la gran amistad que tenía con el ingeniero cubano Francisco Cisneros, constructor del muelle de Puerto Colombia

Pero dejemos todo eso a un lado para hablar de un combate que no pasó del primer asalto. Los samarios terminaron dando gabela 100 a 80 porque nadie quería coger las apuestas debido a la fama del ‘Negro’ Lorenzo. El púgil bogotano estaba desfavorecido por todos los aficionados, que creían que no pasaría del primer asalto y quien no pasó fue el ‘Negro’ Lorenzo para sorpresa de unos y desconcierto de otros.

Al sonido del primer campanazo los dos púgiles salieron directamente a cambiar golpes. Para sorpresa de muchos el bogotanito conectó una fuerte derecha al plexus, cayendo Lorenzo al encerado completamente noqueado.

Creemos que a partir de esta pelea y de este golpe al estómago nació y creció la fama que decía que los boxeadores de color tenían una fuerte desventaja, pues no aguantaban los golpes en ese sitio. Lorenzo quedó totalmente noqueado con ese solo golpe que recibió del púgil bogotano. Debemos confesar que si no podemos citar el nombre del púgil bogotano, ha sido por negligencia nuestra, ya que muchos años después vino a Barranquilla, pero como promotor de lucha libre, y entonces lo atendimos en el diario La Prensa y nunca nos dijo una palabra de ese nocaut tan fulminante que le propinó al peleador samario.

Hoy lamentamos semejante descuido de nuestra parte ya que no podemos citar su nombre.