En la vida hay golpes tan fuertes y anonadantes que dejan a quien los recibe sin acción moral de ninguna clase. En este caso hemos estado al borde de algún precipicio cuando aún enfermos como estamos recibimos el golpetazo más duro que pueda recibir un amigo, con el fallecimiento inesperado de Mike Schmulson.

Ni este ni ningún otro de sus amigos podía recibir un golpetazo de aquella rudeza. Un hombre que viaja a los Estados Unidos para un tratamiento programado en su salud y a la hora de nona cuando le conocíamos ya en vías de su propia recuperación, nos viene el aletazo que nos corta de un tajo la respiración, ya que Mike acababa de sucumbir y reportarse ante el creador de los creadores.

Con Mike tuvimos una amistad de muchos trajines beisboleros. ¿Que si hubo discrepancias entre los dos? Desde luego que las hubo porque la controversia tiene una de las alternativas que ofrecen y se deben responder en el plano de la responsabilidad.

Solo para recordar una de las tantas ideas que se forman en las controversias, logramos en Panamá que la asamblea del béisbol del Caribe aceptara la iniciativa colombiana para que nuestro béisbol formara parte del Caribe. Por cierto que con nuestra iniciativa se involucró un delegado mexicano, que tuvo la suerte de recibir el uso de la palabra primero que el autor de este artículo.

Y vamos que el delegado azteca se llevó dos horas de formulación de cargos y otros aspectos, causando un disimulado fastidio para decidir si México y Colombia habrían de recibir aprobación.

Hoy no está en el mundo de los vivos Mike Schmulson. Pero en cualquier escenario del ignoto donde el espacio infinito contenga una idea deportiva, puede contarse con absoluta seguridad que uno de los voceros de esa iniciativa estará a cargo del inolvidable Mike Schmulson.