Los primeros 100 días de gobierno son un termómetro para terminar de vislumbrar las grandes apuestas, énfasis y la visión que la nueva administración tiene para la ciudad. No hay grandes ejecutorias pero si grandes anuncios de los que el gobierno se ufana, y presenta a la opinión pública con bombos y platillos, y eso está bien.
Los grandes anuncios emocionaron, pero los silencios preocuparon. Transmetro fue uno de los grandes temas de ciudad que pasó desapercibido en este espacio; según la encuesta de Barranquilla Cómo Vamos, aproximadamente el 75% de los barranquilleros utiliza el transporte público como medio principal para su movilización. La ciudad experimenta ya los grandes problemas de las grandes capitales: aumento en los tiempos de desplazamiento, poca calidad en el transporte público, insatisfacción creciente con el servicio prestado por los taxis que amerita la implementación de medidas que nos lleven a la modernidad (taxímetro y gps), altos niveles de accidentalidad con sus respectivas consecuencias –lesiones fatales– y un déficit alarmante en cultura ciudadana –nuestros orientadores de movilidad son víctimas de agresiones-; la visión de una ciudad moderna y próspera debe pasar por un transporte público fortalecido y prioritario para el gobierno.
Electricaribe, caballito de batalla en la campaña del hoy Alcalde de Barranquilla, pasó de agache, a pesar de los anuncios que falsamente lograron entusiasmar a los barranquilleros y que a muchos hasta los animó a votar. Según la encuesta de Barranquilla Cómo Vamos, la satisfacción con el servicio de energía eléctrica cayó 32 puntos porcentuales de 2013 a 2015, hoy sólo el 40% está satisfecho con el servicio.
Las políticas orientadas a mejorar la cultura y la convivencia ciudadana, pasaron inadvertidas. No están de manera explícita en la agenda del gobierno, acciones y proyectos que permitan abordar este tema de manera estructural. Su abordaje es flojo dentro de la propuesta de Plan de Desarrollo.
Aunque el alcalde fue enfático en que los recursos para respaldar la ejecución del Plan de Desarrollo: Barranquilla Capital de Vida están garantizados, el costo que se traslada a los ciudadanos y empresarios es alto y se traduce en la subida desmedida del impuesto predial, el controvertido impuesto a los teléfonos celulares, las medidas poco debatidas y analizadas como el aumento en el impuesto de Industria y Comercio -que podría traer repercusiones negativas a la competitividad de la ciudad-. Lo anterior debe obligar a este gobierno a ser mucho más fuerte que el anterior, en materia de planeación.
Nadie podría estar en desacuerdo con las obras que se emprenderán en la ciudad, pero si debemos aprender de los errores del pasado y éstas deben planificarse de manera que su afectación en la vida de la ciudad sea menor. Que se informe de manera clara a la ciudadanía los tiempos de entrega y sus especificaciones -esto es transparencia-. Se requiere de un gobierno eficiente, que las entregue de manera rápida, aunque se tenga que trabajar día y noche, y lo más importante, que estas obras tengan una mayor calidad. Todos las estamos pagando.
El alcalde Alejandro Char es un excelente comunicador, y en la audiencia de rendición de cuentas de este corto pero significativo período logró emocionar en más de una ocasión al público; a algunos secretarios se les nota más la experiencia y manejo de los temas, por lo que la ciudadanía les exigirá mejores resultados.
Resultó casi imposible no imaginarse una mejor Barranquilla en 2019; y sinceramente deseamos que sea así, que las proyecciones se cumplan, que la ciudad avance, que se superen o al menos se mitiguen sus grandes problemas y que el gobierno le cumpla a la ciudad. Cada vez se dependerá más del esfuerzo de los contribuyentes; y aunque es buena la frase del alcalde de que “la plata alcanza”, lo más importante es que Barranquilla tenga las obras que se merece, con altos estándares de calidad y con un manejo impecable de los recursos públicos de cara a la ciudadanía.