Christian Daes, cofundador y COO de Tecnoglass, aprendió de su mamá, doña Evelina Abuchaibe, la tenacidad para perseverar ante las adversidades, también la generosidad para favorecer a los demás mirando siempre hacia abajo, en vez de intentar compararse con quienes están por encima. Así fue como el ‘tío Chris’ fue tomando forma en la mente de un pequeño niño educado por los jesuitas. Convertido desde hace décadas en un próspero empresario trabaja no para ganar plata, que sin duda gana y mucha porque ha conseguido que su negocio crezca sin parar, sino para ayudar a tantos que carecen de lo básico.
Pero que nadie confunda su carácter filantrópico con debilidad. Daes canta verdades con el tono afinado de quien se encuentra por encima del bien y del mal. Cataloga a los ricos colombianos de tacaños, les reclama a los empresarios su falta de liderazgo y de decisión para invertir en el país, generar empleo y crecimiento. Cuestiona al Gobierno por gravar a la clase media y rechaza con vehemencia la posibilidad de hacer política, a la que califica de “juego”. No entiende por qué despierta odios ni la urgencia de que lo “metan en todos los sancochos”. Dice que Junior es una pasión que no quiere se le haga problema.
Tecnoglass ha demostrado ser un buen vecino. Muestra de ello es el colegio que construyen en La Playa con una inversión de $26 mil millones. ¿Por qué se decidieron por este proyecto?
La educación rompe la pobreza. La Playa tiene necesidades básicas en alcantarillado y educación. Su déficit de cupos escolares es importante y la gente es tan pobre que muchas veces no le alcanza el dinero para mandar a sus hijos a un barrio cercano, por eso queríamos darle esa oportunidad. Inicialmente, estamos haciendo la primera etapa del colegio con 800 cupos, luego habrá otra con 800 más, para que La Playa logre 100 % de su cobertura en educación. A mí me gusta que el vecindario esté bien, porque donde está Tecnoglass se debe respirar prosperidad.
Evelina Abuchaibe de Daes, así se llamará la institución educativa distrital que debería estar lista en 12 meses. Cuando se lo contó a su mamá, ¿qué dijo?
Espero estar viva para acompañarte a la inauguración. Tenemos a todo el mundo corriendo, no porque mi mamá se vaya a morir antes, espero que no, pero queremos inaugurar en 8 o 9 meses. No solamente construiremos el colegio, también lo dotaremos con aires acondicionados en los salones, pupitres, tableros, laboratorio, todos los implementos necesarios y, aparte de eso, le daremos fondos para meterle profesores adicionales para que sea de los mejores colegios de Barranquilla en cinco años.
Además, el enfoque de su formación será STEM, en ciencia, tecnología, ingeniería, matemáticas, robótica, computación, y eso marcará diferencia porque les asegurará empleo de calidad.
Es que ya no hay otras carreras diferentes. Tenemos suficientes abogados, médicos. Los puestos son limitados, la pirámide se va cerrando como las oportunidades y resulta que hay una brecha muy grande en tecnología. Necesitamos más programadores, gente técnica enfocada en lo que la gente está usando, que es su teléfono con todas las aplicaciones que les han simplificado la vida. Así como hace 30 años todos queríamos ingenieros industriales, ahora necesitamos expertos en informática.
Es una transformación educativa que requiere un cambio de mentalidad en las familias. ¿Cómo lo ve?
Hace 30 años, un poquito más, 40, el que tenía una enciclopedia en su casa era dueño de parte de la verdad, uno lo chequeaba todo. Y cada 6 o 7 años compraba nuevos tomos para estar actualizado. Hoy en día, el teléfono contiene toda la información que se necesita. Así que tenemos que dar ese salto. Las bibliotecas son importantes, pero ahora lo más importante es la tecnología, porque da la posibilidad de tener lo que necesita a un clic. Este colegio impartirá esa formación. A la fundación de David Vélez, el CEO de Nubank, le solicitamos ayuda, pero no recursos porque a la Fundación Tecnoglass no le gusta pedirle a nadie. Le dije que nosotros invertíamos en nuestras obras, pero nos hacía falta conocimiento para educar a los alumnos en los trabajos más demandados del sector tecnología. Y se comprometió con nosotros a ayudarnos en ese sentido.
¿En qué momento decide invertir parte del desarrollo económico que obtiene en obras sociales?
Tengo la mala costumbre de que siempre miro hacia abajo y no hacia arriba. Cuando uno mira hacia arriba, siempre encuentra a alguien que tiene más que uno, que es más alto, tiene más pelo, mejor cuerpo, que es más rubio, que tiene más billete. Entonces te ves infeliz. Miras para abajo y te das cuenta que hay una cantidad de gente con necesidades que tú tienes cubiertas y que puedes ayudar a solucionar. Cuando actúas así, no tienes sindicato en tu fábrica, la gente trabaja contenta y apoyas a tus vecinos.
En la pandemia, no dudamos un minuto en volvernos una despensa agrícola y en repartir alimentos, principalmente en los barrios. En el momento en que estuvimos a prueba lo hicimos todo y queremos seguir así. Y no importa quién sea el presidente, ellos cambian cada cuatro años, nosotros tenemos que seguir invirtiendo en Barranquilla y en este país al que debemos cuidar. No podemos involucrarnos en política, porque la política le daña a uno el caminado. Necesitamos seguir concentrados en lo que estamos haciendo que es invertir más de 50 millones de dólares anuales en la empresa como hemos hecho durante los últimos seis años.
¿Tiene un criterio para escoger los proyectos sociales en los que invierte?
Cuando hablo con alguien recolecto información. Un día estaba con el entonces alcalde Pumarejo que me contó sobre la falta de cobertura educativa en La Playa. Ahí se me metió la idea de hacer el colegio. Y comenzamos a evaluar su costo, a ubicar el lote apropiado. Ahora, por ejemplo, que se habla del alto costo de la electricidad se me ocurrió poner paneles solares y darle luz a Las Flores. Si a la empresa le vamos a montar un parque solar de 15 megas podríamos pasarle 2 megas al barrio para que tenga luz gratis ciertas horas al día. Son ideas que uno va considerando, no pensando en cuánto dinero me puedo guardar en el bolsillo, sino cuánto podemos retribuir para hacer el bien. Está en el ADN de la familia, por eso el colegio se llama como mi mamá, ella nos enseñó a dar. Desde el colegio me decían tío porque daba mucho, siempre había un tío que tenía algo para dar.
¿Lo del ‘tío Chris’ es real?
Sí, eso nace porque en el colegio preguntaban: ¿quién nos puede conseguir bloques de hielo? Y yo decía, mi tío tiene una fábrica de hielo. ¿Quién nos puede sacar 2 mil fotocopias? En aquella época no había fotocopiadoras y yo levantaba la mano y decía tengo un tío que tiene una fotocopiadora, él nos puede ayudar. ¿Quién puede conseguir unos galones de pintura? Mi tío tiene una fábrica de pintura. Y así.
Y tanto tiempo después el tío sigue dando. Supongo que muchos se le acercan y le dicen, gracias, pero no tiene ni idea quiénes son. ¿Le pasa?
Uy, pero más de lo que te imaginas. Cuando cometo un error, la gente se encarga de recordármelo. Cuando camino por la calle, me muestran el cariño, me dan un abrazo, el saludo o se me acercan a decirme que pasaban por un mal momento, a punto del suicidio, que me escucharon y se dieron cuenta de que tenían mucho por luchar todavía. Y se da uno cuenta cuál es su misión en la vida. Yo la verdad no vine a ser rico, vine a hacer lo que más disfruto: dar una mano amiga, poder estar ahí cuando la gente lo necesita. Pido excusas porque nunca felicito a nadie en su cumpleaños, siempre se me olvida, pero nunca falto cuando alguien necesita algo y me entero. Cuando la gente está en los momentos malos, yo me asomo. Cuando están en los buenos, ¿para qué?
“Nosotros hacemos anuncios que volvemos realidad. Esto no se arregla a punta de fotos ni reuniones, sino con trabajo.”
Es un optimista por naturaleza, pero alguien dirá, cómo no va a serlo con la cuenta bancaria que tiene, pero eso no funciona así. La vida es más que plata y no es color de rosa, ¿cómo logra estar bien?
La vida nunca es color de rosa, yo conozco muchos ricos pobres. Son miserables, no tienen familia, los hijos no los quieren, los hermanos los odian. Perdieron la vida, no se dieron cuenta de que vinieron aquí a otra cosa. La gente piensa que las cosas hay que llevárselas y uno no se lleva un carajo. Uno se va vacío, encuero. En la misma canasta de acero inoxidable que cremaron al que vive en el barrio pobre te van a cremar a ti y muchos no se dan cuenta de eso.
Piensan que acumulando riqueza o dejándosela a sus hijos solucionaron el futuro. Al contrario, momentos buenos crean hombres débiles, momentos malos crean hombres fuertes y capaces. Eso es lo que no se entiende y la gente comete el error de arrodillarse ante el oro. Y el oro no sirve para nada, sino para ayudar. Y tú me preguntas, ¿por qué trabajas? Yo no trabajo por plata, sino porque me gusta trabajar, porque quiero crear empleo, me siento bien cuando voy a Miami y todo es hecho por nosotros en ventana, como ocurre en el aeropuerto o en el hotel, donde la división de baño es nuestra. Eso es lo que te da satisfacción, del resto nada es tuyo, todo es prestado.
Casi siempre se le ve contento, sonriendo, pero ¿qué le saca la piedra?
A mí no me gusta cuando piensan que ser decente es ser tonto. Hay quienes piensan que uno es tonto y no es que uno lo sea, sino que se las tira para pasar buen rato. Yo nunca le he podido hacer una pregunta a un presidente de la República que el tipo estuviera enterado. Siempre me dice ¿verdad? ¿Eso pasó? Mentira, ellos saben perfectamente todo lo que pasa, pero quieren conocer el otro lado, la historia que tú tienes que echar. A mí no me gusta que me digan doctor ni nada de eso. Tampoco me gusta la indisciplina, la falta de respeto cuando invaden tu espacio, no el que me pide una foto, me da un abrazo o me hace una solicitud. Trato de ser lo más decente con quienes están a mí alrededor y me molesta cuando me hablan en términos desobligantes. La gente siempre te juzga por cosas que no son verdad.
¿Por qué cree que su nombre termina metido en todos los cuentos, dando plata, señalado de…?
Porque eres un buen vendedor de noticias, entonces te ponen a rodar y al final termina en nada. En el caso de la reventa de las boletas, nos tuvieron en la noticia tres años dándonos cajeta con que éramos revendedores de boletas, todo resultó un falso positivo de un funcionario corrupto. Eso es así.
Y ahora lo van a llamar a declarar en el juicio del hijo del presidente Petro.
Sí, pero como testigo de que no hice nada, de lo que él mismo me acusó que había hecho. Esto es muy chistoso porque te cogen de moda. Ahora me está llamando la defensa de Nicolás Petro, cuando el que me acusó fue Nicolás Petro. Entonces, uno se pregunta: ¿a qué juegan? Nadie entiende. Ven el nombre, pero toca ir y cumplir con los deberes. Yo he ido siete veces a servir como testigo y me preguntan siempre, ¿por qué está usted ahí mencionado? Y yo digo: porque aquí los hijos de las artistas son míos, las cosas malas que pasan son mías, la plata es mía. Me volví un comodín para meter en todos los sancochos.
Y cuando lo señalan, lo acusan o lo vinculan a estos casos, ¿qué le pasa por la cabeza?
Me echo a reír, porque yo tengo una premisa. Me pregunto siempre: ¿lo hiciste o no? ¿No lo hiciste?, no te preocupes. No le doy cabeza a eso y el día que me toque ir preso o que me maten por algo que no hice, aquí les pongo la cabeza. Si de algo le sirve y les alivia el dolor perfecto, háganle, pero mi conciencia me deja vivir. Todas las noches cuando me acuesto siempre me hago el examen de conciencia: estuviste mal en esto sí o no, y si estuve mal salgo a enmendar mi error, si estuve bien me acuesto a dormir y me quedo dormido, normalmente, a las ocho y media de la noche y me levanto a las cuatro de la mañana. Aparte de eso, duermo tranquilo. A mí nada me quita el sueño porque trato de actuar bien. Me equivoco, pero siempre me equivoco tratando de hacer el bien, no buscando el mal.
Casi siempre el poder económico va ligado al poder político, pero usted no se ha dejado seducir por los cantos de sirena que le piden lanzarse a la Alcaldía de Barranquilla. ¿Aceptaría alguna vez?
Me dicen lánzate, lánzate. Y les digo, será del piso 11 de mi edificio. No, mentira. La política tiene su gente y los empresarios tenemos la nuestra. Estar cruzando de un lado para otro lo único que trae es la descoordinación automática de lo que estás haciendo y la pérdida de los intereses y la desviación. No lo haré, lo he dicho y lo repito: el día que me vean metido en política por favor sáquenme con una cachetada y escúpanme la cara. No quiero participar en política, no me interesa, no hago las obras por eso, no quiero votos, no quiero nada, lo único que quiero es tratar de hacer el bien hasta el último día y punto.
Usted reivindica su rol de empresario a favor de la gente, pero a su sector le han dado duro en el actual gobierno y hasta en el supuesto golpe blando los han metido. ¿Cómo entender eso?
Uno se tiene que morir haciendo lo que a uno le gusta y haciendo lo correcto. La gente, por ejemplo, en Venezuela, cometió un error cuando salieron corriendo, se fueron todos los que podían y dejaron solos a los que no podían. Y yo me moriré en mi ley haciendo lo correcto, que es trabajando para que Tecnoglass crezca y sea más grande, sintiéndome orgulloso de lo que hacemos, siendo mejor empresa cada día. Uno no puede estar dando saltos ni opiniones, porque todo esto de la política es un juego y no lo hemos querido entender. Ellos echan vaina y después se unen y votan juntos, después vuelven y se separan, se odian y pasan las leyes, así hemos tenido nueve reformas tributarias en los diez últimos años.
Y se viene otra.
Y aquí seguimos haciendo lo que nos toca. Que los impuestos son altos, pero muchachos, en Estados Unidos pago el 43 % de mi salario en impuestos. En Colombia es el 30 %. Los que podemos tenemos que hacerlo. La gente se cree muy viva porque meten la empresa en una zona franca para no pagar. Pregunto: si los que pueden no pagan el impuesto, qué es lo que harán, ¿poner a la clase media y baja a pagar? Con lo que ganan no tienen cómo. Los que podemos tenemos que hacer ese sacrificio. Ojalá los recursos los usen bien, pero tampoco podemos pensar en que como se los van a robar, no pagamos. En Tecnoglass hacemos lo correcto, que es pagar nuestros impuestos. No somos una zona franca, no nos acogemos a esos beneficios tributarios, porque queremos contribuir a la economía de nuestro país.
Cuando convocan a empresarios a reuniones de reactivación en la Casa de Nariño, ¿usted va?
Siempre nos convocan, pero nunca vamos porque todo eso se vuelve charlatanería y nunca pasa a lo real, son puras fotos. La gente se acostumbró a tomarse fotos, pero al cabo de unos meses investigas y no pasa nada porque son expertos haciendo anuncios que no funcionan. Nosotros hacemos anuncios que volvemos realidad. Tengo la firme convicción de que esto no se arregla a punta de fotos ni reuniones, sino con trabajo.
¿A qué se refiere?
Colombia tiene un mal y es que no está generando suficientes empleos porque no hay suficientes empresas empezando ni creciendo. Nuestros empresarios necesitan invertir más en el país. Los empleos no los genera el Gobierno, sino nosotros. Una manera de recoger más impuestos es haciendo crecer la economía y no hay que hacer tanta tributaria. Pero hemos caído en el error de que toda la culpa la tienen los gobiernos, antes era el de Duque o el de Santos y no nos damos cuenta de que el problema lo tenemos en la parte privada, principalmente. A la gente hay que pagarle mejor para que tenga con qué comprar, si no tienen cómo, la economía no se mueve y nadie gana.
“Y yo digo: porque aquí los hijos de los artistas son míos, las cosas malas que pasan son mías, la plata es mía. Me volví un comodín para meter en todos los sancochos.”
La gente se siente asfixiada porque no tiene de dónde más sacar plata para tributar. ¿Qué hacer?
¿Te acuerdas que me criticaron porque les dije que mandaban huevo por la propuesta de subir 2 % el sueldo a los empleados? Se nos olvidó que la clase media y baja sostienen el país y la debemos tener bien, darle dignidad, un empleo bien pago, los líderes empresariales tenemos esa obligación. No es del gobierno de turno, se equivocan, ahí no se soluciona el problema. En Estados Unidos eligieron a un socialista, luego a Trump que es superderechista y la economía siempre va bien, ¿por qué? Porque todo el mundo trabaja.
También se necesitan reglas claras, estabilidad para saber a qué atenerse. ¿O no?
La gente se queja mucho de la inestabilidad, pero se puede trabajar y Colombia sigue siendo de los países más rentables del mundo. Llega inversión extranjera, el dólar es barato, el que viene de afuera ve toda la capacidad del país. Los únicos que no la vemos somos los colombianos. Sí se puede, pero no es el Gobierno de turno el que nos tiene que hacer las obras. No, los empresarios tenemos que generar riqueza y desarrollo, tenemos que quitar tanta talanquera y decidirnos a hacer. Estoy de acuerdo con que los gobiernos pueden facilitar, pero al final no voy a dejar de invertir porque este sea bueno o malo. Desde que se creó Tecnoglass han pasado 11 gobiernos y dentro de un año y medio habrá un nuevo presidente y atacarán todo lo que el tipo haga, sea bueno, malo o regular.
¿Los presidentes hablan con usted y le dicen hola ‘tío Chris’?
Tío Chris, así me dicen.
¿Ha hablado con el presidente Petro?
Petro es el único que nunca me ha llamado, pero con Duque tuvimos inclusive varios rifirrafes telefónicos por la subida de los sueldos. Le dije, presidente, ¿cómo van a ofrecerle a la gente eso? Seamos un poquito más generosos. Y me respondía que la inflación se les disparaba. Pero, en un país donde las personas pasan hambre, subirles 13 mil pesos es negarles la oportunidad de que salgan adelante. La excusa es el empleo informal. Y claro que hay porque no se crea formal por falta de inversión en vista de que los privados nunca hemos encontrado el momento propicio para hacerla. Hace mucho tiempo los empresarios dejaron de invertir en el país y las empresas que crecen son siempre las mismas diez, no hay nadie nuevo. Tecnoglass no debería estar arriba, sino nuevas empresas que surjan y crezcan.
¿Falta liderazgo empresarial?
Sí, falta mucho. De la parte privada, muchísimo. La gente siempre quiere echarles la culpa a los políticos. Aquí está la culpa.
Usted es de los que siempre ve el vaso medio lleno, optimista por naturaleza, ¿lo es con Junior?
Es una de mis grandes pasiones.
Que también le saca la piedra, ¿cierto?
Muchísimo, muchísimo. Me provoca decir de todo, pero me aguanto, porque es una pasión y no quiero que sea un problema. Hay mucha gente pasando hambre y necesidad, yo puedo ayudar e invertir más dinero en obras sociales y no metiéndola solamente en un club deportivo que siento, a veces, que es como una pelea perdida que nunca se termina. Eres campeón y a los dos meses eres infeliz de nuevo. En cambio tú haces un colegio y la felicidad queda por mucho tiempo. En ocasiones, quiero ir por más en Junior, pero mejor me quedo como un patrocinador más y no echarme el problema encima porque es muy complejo.
¿Qué es complejo?
Eres campeón a las once de la noche y al día siguiente hay tres que no quieren renovar, dos que se quieren ir, dos que no quieren venir y comienza el problema de cero de nuevo. Es interminable y se vuelve un asunto de dinero. ¿Por qué la gente no es feliz? Porque como digo siempre miran para arriba. Por eso prefiero mantenerme al margen a pesar de que cojo mucha rabia, como también me pasa con la Selección Colombia porque no entiendo eso.
¿No entiende qué?
Como un técnico, el Lorenzo este, ni siquiera convoca a Miguel Ángel Borja, goleador en Argentina. Me pregunto, ¿con qué cabeza ponen a otro delantero que bota tres goles frente al arco? Borja está enchufado, pero al técnico de pronto no le gusta cómo habla, de dónde es, dónde juega y no lo llama. En este país tenemos que tener una identidad y uno no puede dejar de convocar al goleador.
Increíble, ni siquiera convocado
Así es, pero luego pienso, para qué me meto en esos líos de estar criticando a la Selección o al Junior, cuando tengo otros problemas, como que en Las Flores no hay suficiente educación, que debemos meterle electricidad al barrio, darle un empujón, ayuda a la gente. Pues digo, olvídate de lo primero y nos dedicamos a lo social que es lo mío, lo que disfruto. Eso tampoco es fácil porque dentro de la misma empresa me dicen para qué te vas a gastar esos recursos en ese colegio si podemos hacer otras cosas. Es una pelea interna, a la que respondo: Hey, déjenme, hicimos la Ventana al Mundo, la Ventana de Campeones, la Ventana de Sueños, el orfanato, y no se dieron cuenta. Tranquilos. Miren para allá que yo sigo haciendo.
Dice el papa Francisco que quien no vive para servir, no sirve para vivir
Fui educado por jesuitas y es lo que te enseñan, 13 años concentrado en eso.
Esa es la mejor apuesta, al igual que la familia, a lo que uno se aferra.
Porque uno vive por sus hijos. Trata de educarlos bien, de atender a su esposa, de que haya amor, cariño. A ellos todo esto se les hace peligroso, difícil, complicado, porque ven cómo a veces me maltratan innecesariamente, cómo me arrastran o pordebajean. La gente es muy dura. Pero al final siempre está la voz que te recuerda que lo que haces llega a mucha gente.
Hubo un episodio lindo en el aeropuerto de Miami. Una persona me pidió una foto, luego apareció otra y otra. Y una empleada de American Airlines preguntó, ¿y este tipo quién es? Y alguien le respondió: es una muy buena persona. No le dijo es rico, millonario o dueño de una empresa que vale X dinero. Cuando a uno lo catalogan por cuánto vale, marica, lo perdiste todo, no vales nada. No quiero salir en la lista de los tres más ricos, por favor, quiero hacerla en la de los tres que más ayudaron y recuerdan por eso. Siento envidia por el legado Muvdi, cuando oigo que eso lo regaló la familia Muvdi, que esta vaina la hicieron ellos. Uno uno no puede pasar por aquí como el rico. ¿El rico de qué?