Hoy en día hay quienes ya no hablan de cambio climático, sino de crisis climática. El aumento de gases de efecto invernadero por actividades humanas como la deforestación, la ganadería, los basureros a cielo abierto o la quema de combustibles fósiles ha contribuido al aumento de temperatura en la tierra en las últimas décadas.
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Los tiempos actuales son desenfrenados, por lo que sus consecuencias parecen ser incontenibles. De los estragos se han hecho innumerables estudios, entre esos modelos climáticos que, en palabras castizas, funcionan como una especie de “bola de cristal científica” que estima el destino de la tierra.
Hace semanas, un grupo de científicos de la Universidad del Norte realizó un seminario en el que analizaron los cambios físicos y químicos que el océano Atlántico está experimentando como consecuencia del aumento de gases de efecto invernadero.
“Si las cosas se mantienen como vienen, en 100 años la temperatura subirá 2 grados, lo cual está muy cerca de los límites que establece el Acuerdo de París para mantener el cambio climático bajo control”, expresó a EL HERALDO Rafael Torres, experto en oceanografía.
Precisamente Torres desarrolló un análisis de modelo climático, con el que hizo simulaciones bajo diferentes escenarios para entender qué esperar en el futuro si se mantiene la inacción frente a los impactos del actual fenómeno.
El experto trabajó con los años 2050 y 2100, usando hasta 20 modelos para proyectar lo que podría pasar en estos periodos de tiempo. Las simulaciones revelaron que, de mantenerse la tendencia actual, el mar Caribe colombiano enfrentaría cambios alarmantes en su temperatura, nivel y composición química.
Erosión costera
Rafael Torres encontró que los modelos indicaron que podría aumentar el nivel del mar por cambios de la densidad y la circulación del océano, pero también por las variaciones baristáticas, que son causadas por el derretimiento de los hielos, lo que incrementa el volumen del agua.
“Cuando sube el nivel del mar, se acelera la erosión, y prácticamente todas nuestras costas están en riesgo. (...) Todo esto debería llevarnos a reflexionar como país: necesitamos ser más conscientes del impacto del cambio climático y actuar en consecuencia”, sentenció Torres.
Al sumar ambos efectos, en el escenario más severo, el Caribe podría enfrentar aumentos de hasta 80 centímetros en el nivel del mar para el año 2100. Esto sería especialmente grave para lugares como el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, incluyendo cayos como Serranilla, Serrana y Bajo Nuevo. Muchos de estos son atolones de muy baja elevación y, con ese aumento, podrían desaparecer.
En el Pacífico, la proyección es cerca de 60 cm. Por su lado, Cartagena también se vería afectada por el aumento del nivel, debido a que hay subsidencia, es decir, la ciudad se está hundiendo, lo cual agrava el riesgo.
Y aunque en el departamento del Atlántico no hay estudios que hablen de subsidencia, el nivel del mar está subiendo: “Donde haya costas bajas, habrá erosión, un panorama que ya se ve en distintas playas de la costa atlanticense”, explicó el docente.
En riesgo los corales
Otra consecuencia importante son las ondas de calor marinas. Así como en la atmósfera existen olas de calor que afectan a las personas, en el océano también se encuentran. Y, por lo general, suelen intensificarse con “El Niño positivo”, una fase en la que el océano se calienta más de lo usual.
Según Rafael, estas ondas de calor afectan gravemente a los corales, ya que cuando se supera cierta temperatura y perduran por más de dos meses, su ecosistema no lo resiste y expulsan unas algas simbióticas llamadas zooxantelas, lo que produce el blanqueamiento del coral.
“En un artículo que también compartí, mostramos cómo las condiciones actuales de ondas de calor marinas podrían convertirse en la ‘nueva normalidad’ para el año 2100. Es decir, serían permanentes y pondrían en grave riesgo a los corales”, señaló.
Cabe resaltar que los corales son fundamentales no solo para la biodiversidad marina y la pesca, sino también para proteger las costas contra la erosión.

Huracanes todo el año
Durante la charla, el experto hizo referencia a un artículo en el que se analizó el impacto que estos cambios podrían tener sobre la temporada de huracanes. En caso de que la temperatura de la tierra y de los océanos aumente, se presentarían estos ciclones durante todos los meses del año.
Resulta que los huracanes necesitan como “combustible” la temperatura superficial del mar. Actualmente, esta temporada se extiende de junio a noviembre, debido a que son los meses más cálidos.
Sin embargo, si las proyecciones se cumplen, para el 2050 o 2060, todos los meses del año tendrían temperaturas más altas que las actuales durante la temporada de huracanes, por lo que una posible consecuencia sería la presencia constante de estos fenómenos meteorológicos.
¿Qué se debe hacer?
En efecto, estas predicciones encienden las alarmas y hacen un llamado a la acción. Para Juan Camilo Restrepo, doctor en Ciencias del Mar y otro exponente del seminario, todo radica en implementar medidas de adaptación.
“Como país, hemos estado muy enfocados en la disminución de los gases de efecto invernadero y nos hemos ocupado relativamente poco de las medidas de adaptación. Cuando, en nuestro caso, las verdaderas necesidades están en este segundo punto: cómo adaptarnos a una realidad que estamos viviendo ahora y que va a continuar presentándose —y seguramente agravándose— en los próximos años y en el largo plazo”, manifestó el docente.
Y relató que, pese a que aunque Colombia no tiene una participación significativa en las emisiones de gases de efecto invernadero, las costas colombianas sí están sujetas al efecto combinado del ascenso del nivel del mar.
Para poder mitigar los efectos, las entidades necesitan articularse, ya que actualmente, aunque adelantan estudios medioambientales, están cada una por su lado. En esta misma línea, insta a mejorar la gobernanza, especialmente la marino-costera, para implementar estrategias eficientes frente al cambio climático.
Por otro lado, indicó que es crucial contar con más profesionales especializados en el área, que estén trabajando en casos aplicados al territorio colombiano, ya que aún hay aspectos que se desconocen.
“Por ejemplo, para entender los impactos del cambio climático se debe determinar si las zonas costeras están sufriendo procesos de subsidencia (hundimiento del suelo por causas geológicas)”, sostuvo.
A su turno, Rafael Torres coincidió en la importancia de fortalecer el talento humano, y agregó que urge ampliar las redes de monitoreo, exigir a los políticos planes concretos de adaptación y tener ordenamientos territoriales responsables.
“El planeta reacciona con retraso. Aunque hoy dejáramos de emitir gases, el cambio climático no se detiene. Debemos orga