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La voz de Sara Tavares es un poderoso susurro al odio. Así lo dejó sentir esta noche, durante su espectáculo en Barranquijazz, tras deleitar a un público amante de la música en vivo con su repertorio de canciones de cuna para adultos, su música cargada de 'coisas bunitas' y su constante llamado a la esperanza, el amor y la libertad.

El segundo día del festival de jazz que se celebra en Barranquilla comenzó a iluminar la velada musical de los asistentes al Salón Jumbo del Country Club desde las 8:30 p.m., cuando Houston Person, una leyenda viva del saxo tenor, subió a escena.

Con su arsenal de blues y baladas, estándares populares y de R&B, esta figura del soul jazz complació a su público con lo que más lo caracteriza. Esa atmósfera cálida y romántica, que recuerda a grandes figuras del género como Gene Ammons, Illinois Jacquet, Hank Mobley o Ben Webster.

El saxofonista estadounidense estuvo acompañado por Benny Green en el piano, Dezron Douglas en el bajo y Aaron Kimmel en la percusión. Juntos, interpretaron canciones como My Romance, The Houston Express y If It's the Last Thing I Do.

Más tarde, Tavares esparció ese poder curativo, ese encanto mestizo que la distingue en el ámbito musical, no sin antes confesarle a los asistentes que tenía 'miedo'.

'Me da miedo que no podamos entendernos. Por eso voy ha hablar el lenguaje de la música', dijo antes de cantar.

La reconocida cantante, guitarrista, pianista y percusionista portuguesa caboverdiana supo conquistar a la sala con sus ritmos provenientes de Cabo Verde, sutiles percusiones, que permiten ese estilo intimista y genuino que la caracteriza.

Tavares incluyó en su repertorio a su icónica canción Balancê, en la que invita a sonreír como niños que juegan, a dejarse llevar.

Interpretó también otros temas como Onda de som, Ginga, Keda Livre y Cosas bunitas.