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'Querido Niño Dios, este año me he portado muy bien, mis papás no me regañaron, arreglé mi cuarto y tuve buenas calificaciones, por eso quiero que me traigas, un Ipad, un Nintendo 3DS, un camión a control remoto, una patineta, una pista de Hot Wheels, un Bumblebee Transformer, un Monopoly, un juego Lego City, un set de Play Doh, un equipo médico, Max Steel y su enemigo Terrorax, una bicicleta todoterreno y un piano'. Esta fue la carta que los padres de un niño de 8 años encontraron el 1 de diciembre en el árbol de Navidad del hogar, hecha con esmero por el pequeño.

Carlos Carrillo, papá del niño, aún no se repone del asombro que le produjo leer la carta, puesto que el precio de los regalos que espera recibir su hijo esta Navidad sobrepasa los 4.000.000 de pesos.

Su madre, Ana Forero, dice que hacer que su hijo entienda que todos esos regalos se salen de las posibilidades financieras es más complicado de lo que parece.

'Después de pedir tantas cosas, solo pudimos comprar la bicicleta, el set de Play Doh y el juego de Lego City. Tal vez va a sentirse decepcionado, pero económicamente no podemos dar más. Le escribimos una carta en la que junto con los regalos le explicábamos que el Niño Dios no podía dejar sin juguetes a otros niños', manifestó la mamá del niño.

Con la llegada de la Navidad, llega también la preocupación de muchos padres al enfrentarse a las exorbitantes cartas del Niño Dios de sus hijos.

Según especialistas, lo más importante es que los niños comprendan que los regalos no son el tema central de esta fecha, sino la unidad familiar.

Para Javier Simmonds, psicólogo y consejero académico de la Universidad Autónoma del Caribe, son los padres quienes moldean las necesidades de sus hijos, en consecuencia, es importante analizar qué tipo de necesidades tienen, no solamente materiales sino también espirituales y emocionales.

'Un regalo siempre será una muestra de afecto y amor; hay que enseñarles a los niños que es un acto emotivo, por eso se debe dirigir la atención al sentimiento que produce recibir un detalle y restarle valor a lo material', expresó Simmonds.

'Se debe trabajar en ellos para que pidan regalos alcanzables; es decir, en lugar de pedir la última pista Hot Wheels pidan una pista, en lugar de pedir la Barbie 2018, pidan una Barbie, en vez de un PS4 pidan unos videojuegos, y sus padres podrán comprar la pista, la Barbie o los juegos de video de acuerdo a sus posibilidades'.

Manejo de la frustración. Al no recibir el regalo esperado, es normal que los niños reaccionen expresando tristeza, molestia, enfado o ansiedad. A este resultado de emociones se le llama frustración y se da cuando un deseo no se cumple.

Para los expertos, la frustración hace parte de la vida y del crecimiento de cada individuo, por eso es una vivencia totalmente personal.

'Los padres no pueden manejar la frustración de sus hijos, pueden ayudarlos en su proceso de tolerancia y aceptación de las situaciones que no pueden cambiar. Hay que enseñarles a hacerlo marcándoles objetivos realistas y razonables', dijo. 'Debe manejarse como un proceso normal, con palabras cariñosas explicarle al niño por qué el regalo no llegó, darle tiempo e invitarlo a que reflexione', añadió Simmonds.

Dar y recibir. Es importante que los niños aprendan que lo único importante no es recibir, sino también dar.

La Navidad lleva implícitos valores como la unión, paz, reconciliación y afecto, esta semilla debe sembrarse en los más pequeños creando espacios en familia, haciendo una carta de aguinaldos en equipo, colorida y con dibujos, que se involucre a los niños en decisiones como escoger los regalos para los abuelos, tíos y otros miembros de la familia.

'A cierta edad, es común que los niños no tengan desarrollada la empatía, ni la capacidad de pensar en los otros y crean que todos los regalos deben ser dirigidos a ellos. Sin embargo, no se debe sobre compensar a los niños, es necesario enseñarles también a dar, a donar lo que ya no usan. Hace parte de la madurez emocional, el desprendimiento de lo material', concluyó.