Querido Niño Dios, este año me he portado muy bien y quiero pedirte un celular, una ‘tablet’ y una consola de videojuegos. Además de un balón de fútbol...
Quizá esta sería la solicitud de cualquier niño para esta Navidad en una carta con colores, garabatos y un dolor de cabeza para aquél ser encargado de cumplir los deseos. Sin embargo, ¿cuáles son esas recomendaciones a la hora de escoger esos regalos?
Juliana Villegas, madre de Santiago, de tres años, sabe que el pedido para este año no es complicado: carros de carreras. Pero también es consciente de que la tecnología hace parte del mundo de él.
La psicóloga clínica María Eugenia Reátiga aconseja 'no caer en el consumismo y comprar por comprar. Hay que tener en cuenta las características, gustos y necesidades del niño'.
Es por ello que los regalos de Santiago son un equilibrio entre lo que él pide y lo que le gusta. Este año, por ejemplo, en Navidad recibirá también una bicicleta porque su mamá considera que 'se debe dar la menor tecnología posible'.
La especialista indica que los pequeños 'no le prestan atención a más de tres juguetes, considerando los gustos. Hay que darles juguetes que estimulen su crecimiento personal y desarrollo intelectual'.
La recomendación de Javier Simmonds, psicólogo y director del departamento de permanencia académica de la Universidad Autónoma del Caribe, son los juguetes 'que nos ayuden a compartir, a incluir a la familia en el proceso. Que uno sea un juego de mesa para que todos participen'.
'A través del juego, se fomentan los talentos y habilidades que cada pequeño tiene en su naturaleza, teniendo la oportunidad de aprender de manera divertida y por supuesto, desarrollando su imaginación. El juego es una gran forma de crear experiencias únicas que les ayudarán a maximizar su potencial', dice Higia de la Fuente, senior marketing mánager de Fisher-Price Latinoamérica.
Lorena Domínguez, maestra en Neuropsicología y Educación, agrega que 'jugar favorece el desarrollo de habilidades sociales, siendo estas indispensables para su formación, brindándoles herramientas para enfrentar situaciones que vivirán en un futuro. Generar momentos de diversión y aprendizaje, es tan sencillo como ponerse a jugar'.
Lo importante para Simmonds es que el niño entienda 'es el concepto del regalo, que eres para mí alguien importante. Hay que elaborar un regalo bien lindo, llamativo, así él percibe que hemos gastado un tiempo en agradarle'.
En cuanto a la tecnología, Reátiga aclara que 'no es buena ni mala' y todo depende de cómo se use. 'Si tienen juegos tecnológicos, fabuloso. Siempre y cuando los papás estén'.
Por su parte, Simmonds agrega que 'debe estar orientado al marco de unas reglas de uso. Limitar el tiempo y utilización de esos recursos'.
Para él, siempre es más importante gratificar al niño 'de acuerdo a su nivel de talento o competencia. Si a mi hijo le gusta, por ejemplo, la música, lo voy a gratificar regalándole un instrumento o un CD'.
Afirman que un niño de seis o siete años no necesita un celular o una tablet, 'quienes lo necesitan son los padres para poder estar tranquilos en un restaurante'. Sin embargo, si su uso se da en un entorno familiar y bajo unos parámetros establecidos puede ser una gran herramienta de unión.
Otro conflicto es que a veces como papás se quiere compensar con un regalo la falta de tiempo o atención, 'para manejar nuestras culpas', cuenta Simmonds. 'No tengo que darle 20 regalos a mi hijo para que sepa que lo amo, con uno que le dé y me acerque, ya no necesito más', y ahí nuevamente entra la clave de Reátiga: conocer sus gustos.