Con el público acostumbrado a las gamberras galas de los Globos de Oro en los últimos tiempos, la edición de este año destacó por su tibieza y notable aburrimiento y tan solo se vio sacudida, como un rayo caído del cielo, por un emocionante, sereno y combativo discurso de Meryl Streep.
La carismática actriz, que recibió este domingo el premio honorífico Cecil B. DeMille a toda su carrera, fue lo más sobresaliente de una noche en la que naufragó Jimmy Fallon como maestro de ceremonias, mucho más encorsetado y pobre de inspiración que sus antecesores Ricky Gervais o la dupla Tina Fey y Amy Poehler.
'Todos los que estamos en esta sala pertenecemos a dos de los sectores más vilipendiados, extranjeros y prensa', comenzó con energía la protagonista de 'Out of Africa' (1985) en un discurso marcado de principio a fin por la crítica a Donald Trump y que causó furor en las redes sociales.
Streep ensalzó el cosmopolitismo del cine, repasando rápidamente a algunos actores nacidos fuera de EE.UU., y agregó que 'Hollywood está lleno de extranjeros, de forasteros'.
'El único trabajo de un actor es sacar a la luz la vida de personas diferentes (...) Si expulsan a los extranjeros solo veremos fútbol y artes marciales', aseguró la intérprete, que añadió que 'la falta de respeto provoca más falta de respeto y la violencia invita a la violencia'.
Streep también abogó por la necesidad de un periodismo fuerte e independiente: 'Necesitamos que la prensa defienda y saque a la luz todas las historias, que hagan que los poderosos respondan de sus actos. Todos tenemos que apoyar a nuestros periodistas porque los vamos a necesitar'.