María Margarita Diazgranados Gerlein recibió su corona este jueves, frente a miles de barranquilleros, en una noche llena de música, tradición y brillo. Pero dos detalles llamaron la atención del público durante la velada: la presencia de dos coronas en el momento central del espectáculo, y la ausencia durante 20 minutos del artista principal, Juan Luis Guerra, en medio de su presentación musical.
‘Trietnia’. Maqui hizo su entrada triunfal al escenario del Romelio Martínez en un carruaje dorado que desde el público llegó hasta la tarima precedido de un grupo de bailarines en atuendos emplumados y llevando antorchas.
Allí la recibió su hermana Catalina, quien lideraba a los danzantes que representaban, con vestuario y coreografía, la etnia española. Luego fue el turno de la etnia indígena y la africana, y finalmente, los intérpretes de ritmos urbanos.
Todos bailaron al unísono con Maqui a la cabeza, como líder del Carnaval, acompañados de elaboradas gráficas y videos en las pantallas LED.
En ese momento hizo su primera aparición el ‘Ejército del Silencio’, ataviados en prendas completamente blancas, amenazando con acabar con las voces y sonidos de las etnias. A lo largo del espectáculo, entre las intervenciones de cada una de las etnias, aparecería como hilo conductor del show. Así, cada uno de los grupos tuvo oportunidad de brillar en escena, y Maqui, de demostrar el trabajo de los dos meses de arduo ensayo para interpretar géneros musicales tan diversos como flamenco, puya, cumbia, bachata, terapia, samba, mapalé, pop y salsa.
Con un variado vestuario compuesto por prendas que se transformaban a medida que cambiaba la música, María Margarita Diazgranados Gerlein finalmente unió a las tres etnias y a los ritmos urbanos para vencer al ‘Ejército del Silencio’, en un número con algunas de las más representativas canciones del Carnaval de Barranquilla, como Te olvidé, y personajes propios de las fiestas del dios Momo: negritas puloy, María Moñitos, marimondas, congos y más.
Fue entonces cuando Maqui inundó el escenario de fucsia con su vestido de coronación, ‘Luz imperial del Carnaval’, diseñado por la Aguja de Oro de Colombia, Amalín de Hazbún, acompañado de una estructura de fantasía en piedras en la espalda, elaborada por Richard Isaza y Carlos Coello.
Saludando a su pueblo barranquillero, María Margarita recibió la corona de su antecesora, Daniela Cepeda Tarud.
Dos coronas. En ese momento, el público se sorprendió al ver dos coronas en el escenario, una portada por Daniela, que se la quitó y usó para coronar a Maqui, y otra cargada por la pequeña Liliana Cuello Gerlein, prima de la nueva soberana del Carnaval.
Se supo que fue iniciativa de la reina saliente hacer el protocolo de entrar al escenario con la corona de Maqui puesta, quitársela y ponérsela a la nueva soberana, 'para simbolizar el hecho de que ahora la reina es ella, como hacen en todos los reinados del mundo. Una transferencia de poder', sostuvo Daniela Cepeda.
Como ya se le había prometido a la pequeña Liliana que ella llevaría una corona, la organización optó por darle la que Daniela lució en su reinado.
Pasado el momento de la coronación, Maqui tomó el micrófono visiblemente emocionada y se dirigió al pueblo. 'Gracias por acompañarme en esta noche tan especial para mí, quedará por siempre en mi corazón la imagen que tengo ahora mismo. Gracias a Dios por esta oportunidad, a mi familia, que para mí lo es todo'.
Concierto dividido. Luego llegó el turno del dominicano Juan Luis Guerra de subir al escenario. Entre bachatas, merengues y sones, el artista interpretó junto a su orquesta, 4.40, 16 de sus más grandes éxitos, como Ojalá que llueva café, La bilirrubina, Visa para un sueño y Las avispas.
La presentación fue impecable desde el punto de vista musical. Sin embargo, el público se extrañó cuando el artista salió del escenario y regresó cerca de 20 minutos después, tiempo durante el cual sus coristas interpretaron tres canciones y los músicos hicieron una muestra de percusión.
Consultados al respecto, Carnaval S.A. sostuvo que el show de Guerra fue de una hora y media y la pausa estaba contemplada en el libreto pues hacía parte de su presentación.
Sin embargo, entre los asistentes se propagó el rumor de que el artista se incomodó cuando Maqui subió al escenario a cantar con él, pues debido a sus creencias religiosas, consideraría al Carnaval una fiesta mundana.
El rumor comenzó cuando Maqui intentó, infructuosamente, subir a la tarima por la parte posterior. Minutos después, el cantante le dedicó El Niágara en bicicleta y en ese momento ella fue subida por la parte del frente del escenario (con la ayuda de personal de apoyo) y permaneció allí hasta el fin de la canción, momento en el que Guerra salió.
Maqui, su madre y algunos miembros de su comitiva caminaron en varias ocasiones al pie de la tarima, en dirección hacia la parte trasera del escenario, al parecer en busca del artista. Allí lo habrían convencido de retomar el concierto, so pena de caer en incumplimiento de contrato.
Turno para el reguetón. Luego de que Juan Luis Guerra terminara su presentación entre los aplausos del público, los reguetoneros Ñejo y Dálmata animaron a los asistentes con sus movidos temas.
El dúo puertorriqueño interpretó éxitos como Automóvil, Si la ves, Eso en cuatro no se ve, No quiere novio, Fotogénica y Sexo, sudor y calor. Maqui, quien se gozó toda la presentación, subió con ellos al escenario y fue la última en salir de él, cerrando una memorable noche de coronación.