Este hecho sin precedentes deja a Colombia en una crisis diplomática, política y con consecuencias económicas profunda. La Casa Blanca ha tomado distancia de las declaraciones, pero el daño está hecho: el país pierde apoyo internacional, mientras el gobierno se enreda en disputas ideológicas y responde con discursos que agravan el conflicto.
No había necesidad de acabar con un pueblo para después reconstruirlo a un costo exagerado de pérdidas de vidas, costumbre que viene desde el Imperio Romano cuando los emperadores se deleitaban con las atrocidades del combate de los sentenciados a muerte enfrentados a las bestias. Que se maten sus líderes, no el pueblo.
Expresidentes hacen un llamado al diálogo entre ambas naciones para evitar nuevas cargas tributarias para el país. Aún no se conocen las decisiones de fondo tomadas por los equipos diplomáticos.
El acuerdo contempla la liberación de los rehenes en poder del grupo armado palestino.
La propuesta es bajo la condición de que Hamás deponga las armas y libere a todos los rehenes en la Franja.