A medida que avanza la historia, el trasplante pierde protagonismo, dando paso a la exploración de dos vidas opuestas. Mientras un hermano tuvo acceso a una educación de élite, el otro creció tocando en bandas locales sin las mismas oportunidades para desarrollar su talento
El Segundo Acto es una película extraña que se desarrolla como una comedia del absurdo, capaz de arrancar risas a la audiencia, siempre y cuando no se espere un desenlace convencional. Los temas que aborda son provocadores, invitando a reflexionar sobre lo políticamente correcto, la homofobia, la discapacidad, la inteligencia artificial, la cultura de la cancelación y el narcisismo en la industria.
La historia comienza con escenas de la infancia de Williams, un niño desadaptado en la escuela que encuentra consuelo en la música. Junto a su padre, Peter (Steve Pemberton), canta canciones de Frank Sinatra, siendo “My Way” la que parece definir la filosofía de ambos.
Con un enfoque minimalista, el director Gints Zilbalodis lleva al espectador a un viaje emocional profundo, donde la pureza de la animación y el diseño de los escenarios comunican más que cualquier palabra.
El aprendiz Joaquín Torres, interpretado por Danny Ramírez, tiene descendencia colombiana.