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La democracia, en vilo por asedio a la Corte Suprema de Justicia
Editorial

La democracia, en vilo por asedio a la Corte Suprema de Justicia

Es un exabrupto pretender que si no se puede gobernar a los jueces, darles órdenes, fijarles condiciones o marcarles plazos, el camino es tensar la cuerda para presionarlos al máximo. Se equivoca el presidente, también quienes en su Gobierno actúan como activistas, al anteponer sus conflictos sectarios a los intereses de la nación. La independencia de poderes es incuestionable. Su insistente llamado a la movilización popular podría provocar el efecto contrario al que buscan. Más razón y menos instinto para desmontar las batallas dialécticas que nos mantienen en inestabilidad permanente.

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