Un estudio de la Universidad del Norte contempla a este insecto como una fuente nutricional para su consumo. Esta podría ser una opción para combatir la inseguridad alimentaria en un futuro.
Según informes de la organización, en 2020 en el mundo pasaron hambre unos 811 millones de personas, mientras que más de 41 millones de personas corren el riesgo de caer en la hambruna.