Ahora el presidente Petro mediante discursos veintejulieros contra los Senadores, los alcaldes de las principales ciudades del país -a los que llama alcaldes de la muerte- y en general a todos los que se le oponen, ha anunciado que continuará con su consulta popular, con la que alimentará la polarización y el odio entre los colombianos con el propósito de mantener el poder.
Por eso, este 2025 es una ocasión de afianzar el compromiso con el planeta al reflexionar sobre cómo nos movemos y qué impacto tiene nuestra elección en el planeta, desde la industria hasta los hogares, para minimizar la cantidad de recursos energéticos empleados.
Le preguntamos a la CRA qué razones fundamentaron la concertación ambiental de los planes parciales Ribera Mallorquín en 2020 y Ribera Mallorquín Etapa 3 en 2023 en el suelo de expansión urbana (en controversia de límites con Puerto Colombia), habida cuenta la existencia de unos instrumentos técnicos de la misma CRA que muestran que debió declararse área protegida.
El mensaje de la Superintendencia es que así no pague Air – e la energía contratada con los generadores, estos se obligan a seguir proporcionándosela, poniéndolas en aprietos, pues ellas a su vez tienen sus obligaciones que cumplir con sus proveedores, lo cual puede llevar al temido efecto dominó, comprometiendo de paso la continuidad de la prestación del servicio de energía a sus usuarios.
Hay que oír además a Susana Muhammad otra vez de alcahueta de Petro, como en 2012, negándole toda posibilidad a Chingaza II y ratificando su militancia en el ambientalismo vulgar, a pesar del probado acierto de haberse tomado de ese páramo el 70 por ciento del agua de Bogotá y de once municipios vecinos. Y sin que, en cuarenta años, el páramo se hubiera desnaturalizado.