Como antecedente de la calamidad, que significó para el país el apagón, es importante destacar que entre los años 1990 y 1991 se adelantaron varios congresos internacionales sobre la energía, en los cuales se empezó a ventilar la necesidad de una reforma del Sistema, constituyéndose en el catalizador que la hizo posible.
Con Trump a bordo, la cosa será a otro precio. Además de pedir cuentas por la ayuda militar, y amenazar con su recorte, Washington seguramente ventilará de nuevo un término tan en desuso como antipático: la ‘descertificación’.
Lo que no se comprende es por qué la gobernación no ha condicionado todas esas inversiones a que el municipio cumpla con significativos aportes en obras de infraestructura que son indispensables para resaltar a las primeras y para que se vea un equilibrio entre esas bellas obras y sus alrededores hoy en condiciones lamentables, sin parqueaderos, o tan deterioradas como la muy importante vía de Pradomar a la plaza.
Trump, una tormenta. Colombia sería una tormenta tropical por aquello del narcotráfico y la producción de coca, y siempre y cuando haya un manejo inteligente del problema, para que no se convierta en huracán y Petro vaya cediendo, con menos terquedad y soberbia, pues son países socios con buenas relaciones.
Estados Unidos ha sido y sigue siendo, de lejos, el principal socio comercial de Colombia. La propuesta de Petro de renegociar el TLC entre ambos países, que después se matizó a una “revisión”, ha avanzado casi nada. Con la nueva administración gringa, mucho más dura, la “revisión” puede resultar un tiro por la culata.