El cambio climático es una de las causas de esta crisis hídrica que agobia al planeta, derivado de factores como la sobreexplotación y destrucción de selvas, bosques y páramos. A lo anterior se agrega la contaminación de las fuentes de agua, su utilización desmedida para fines industriales y comerciales, al igual que el crecimiento demográfico, las migraciones masivas, etc.
La financiación de la lucha contra el cambio climático es el eje principal de la COP29.
El cambio climático nos empieza a azotar sin piedad. Además, por efectos del consumo exagerado de combustible fósil (carbón y petróleo) y rellenos sanitarios sin ningún control, tenemos todo este desorden ambiental.
Lo que a la COP16 le faltó en presidentes, le sobró en empresarios comprometidos, no atrapados en las amenazas del armagedón ambiental, sino encontrando salidas sin apoyo público y, quizás por ello, desconocidas para el país.
La COP 16 no solo representa una vitrina de lo mejor de nuestra riqueza biodiversa, sino recrea lo que realmente somos y abre un espacio interno y externo para tomar conciencia de la importancia de proteger la casa de todos: nuestro planeta.