La UPBD expuso que las personas con alguna discapacidad eran usadas por actores armados para su 'detención y posterior desaparición'.
Los cadáveres presentaban signos de tortura. Autoridades investigan los móviles del hecho.
Historiadores y arqueólogos indican que los campesinos desenterraron los cuerpos y vendieron los huesos para que en hornos se hiciera con ellos un polvo negro que filtraba el jarabe de azúcar.
Entre un 50 y un 70 % de esas víctimas murieron por disparos.
Una explosión al interior del socavón por altas concentraciones de monóxido de carbono desató la emergencia.