La República Islámica además le solicitó al gobierno estadounidense que no intervenga en la guerra con Israel, brindándole apoyo logístico para atacarlos.
Las autoridades iraníes pidieron la evacuación de las zonas de la ciudad israelí próximas a infraestructura militar.
De las grandes potencias, solo Rusia salió en apoyo de Irán: el embajador ruso ante la ONU, Vasili Nebenzia, calificó el ataque como “una grosera violación de la carta de la ONU”.
La agencia Fars, vinculada con la Guardia Revolucionaria iraní, informó del número de muertos y heridos, sin citar fuentes.
El hostigamiento ocurrió en medio de operaciones del Ejército para proteger a las familias que han regresado a sus hogares tras el desplazamiento forzado en la zona rural del municipio.