La adolescencia es una etapa del desarrollo de la persona maravillosa: tenemos un pie en la niñez e intentamos alcanzar con el otro la vida adulta. Hay que vivirla y aceptar con criterio la influencia de los padres y de los mayores, los compañeros y amigos tienen más de las mismas preguntas que nosotros tenemos y algunos de ellos muy cerca de la conducta de riesgos.
Estudios recientes han demostrado que el alcohol en la adolescencia frena el desarrollo neuronal. Entonces, claro, surgen muchas preguntas entre las que está ¿vale la pena perder esta última oportunidad?
La gran mayoría de casos no buscan consulta porque, en primer lugar, los padres no tienen la más mínima idea de cómo saber si su hijo tiene un trastorno depresivo o ansioso, hasta cuando los síntomas les estallan en el hogar y no saben dónde acudir para una atención oportuna y eficaz que evite que su hijo se haga daño de alguna manera al no poder controlar los síntomas.
El grupo de edades en el que se presentan con mayor frecuencia este tipo de enfermedades es entre los 11 a los 17 años.