Lo único que podría paralizar en Baraya la elaboración de la escoba de varita o escobajo –en algunas partes la conocen como pajita o escobilla–, como se le conoce comercialmente, es un verano intenso que no permita ir al monte a buscar la vara. Y aunque llueva y las personas se tengan que enfrentar a muchos riesgos en busca de la materia prima, parece no haber nada que los detenga, las manos en Baraya están ocupadas en un 90% del día en hacer escobajos.
Las de hombres, mujeres, jóvenes, adultos mayores y hasta niños viven en función de una tradición que es el sustento en este corregimiento del municipio de Galeras, ubicado al suroeste de Sucre, otrora azotado por la violencia de las Farc y que marcó el punto más álgido el 1° de diciembre del año 2003 cuando emboscaron a una patrulla de la Policía, a la que a su paso por el pueblo le hicieron detonar 450 kilos de explosivo. El resultado fue la muerte de un sargento, un intendente, dos patrulleros y dos agentes, cuyos cuerpos quedaron desintegrados en un área de 300 metros a la redonda.