Especial para EL HERALDO
El acordeonero y compositor Adaulfo Enrique Herrera Castrillo nunca pensó que un amor esquivo lo pondría a andar por el camino del folclor vallenato. Además, que las notas lentas y tristes de su acordeón lo conectaran con su corazón, expresando que lo estaba matando una incomprensión.
Al pasar el tiempo el músico no encontraba salida a su dilema y optó por dejar constancia en la notaría del sentimiento, donde las luces del amor se apagaron por completo debido a un cortocircuito producto de la tristeza y el dolor. De esta manera, nació la canción en aire de son ‘Mujer incomprensiva’.
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Adaulfo, conocido como ‘El Copiloto Vallenato’, buscó la verdadera raíz de esa historia que le cambió la vida. De un momento a otro, se decidió y expresó. “La canción fue dedicada a una amiga a quien quería mucho, pero, lastimosamente las brisas del amor no soplaron a mi favor. Nunca pensé que esta inspiración fuese a llegar tan lejos, naciendo mi triunfo musical”.
Sonrió y de inmediato comentó. “El nombre de ella se quedó dentro de la canción donde el sufrimiento fue mayor y pensaba que no tendría derecho a recuperarme, pero llegaron cosas mejores”. Enseguida cantó. “No sé por qué quiero tanto a esa mujer incomprensiva, que siempre me va llevando a la tristeza y el dolor. Ya yo estoy cansado del engaño y las mentiras, que lleva a mi pobre vida al desespero de amor”.
Antes de contar sobre su incursión en la música vallenata y todos sus triunfos, donde grabó más de 40 producciones musicales al lado de los cantantes Miguel Herrera, Ivo Díaz, Marcos Díaz, Ramón Bertel, Joaco Pertuz, Kikey Díaz, Carlos Bustos y ‘El Tacho’ Gómez, entre otros, el hijo de San Ángel, Magdalena, se refirió a otra de sus canciones que es el desquite al primer suceso de la incomprensión, porque se pintó en toda su dimensión el sol de la vida calentando más fuerte que en su tierra. Se trata del son ‘Qué bonita que es la vida’.

Ahora sí, Adaulfo, con la felicidad a todo galope, contó. “La hice montado en un caballo saliendo del pueblo para una finca donde el trayecto era de cinco kilómetros aproximadamente. Comencé a cantar. “Qué bonita que es la vida”. Cuando al fin llegué, lo primero que hice fue salir corriendo a buscar un lápiz antes de que se me fuera a olvidar la letra”.
Entonces, señaló con sus manos el recorrido que hacía buscando el lápiz que nunca encontró. “Me tocó coger un pedazo de carbón del fogón, y en la pared escribí el primer verso de la canción. Más tarde, cuando conseguí el lápiz, lo pasé a la hoja. Así terminé la canción”.
“Qué bonita que es la vida, con el pasar de los años. Ella nos llena de dicha, de tristeza y desengaño. Por eso es que me los pego, y eso nadie me lo quita, si mañana yo me muero, no lamenten mi partida”.
Las canciones: ‘Mujer incomprensiva y ‘Qué bonita que es la vida’, fueron grabadas con el acordeón de Adaulfo Herrera y el canto de su primo Miguel Herrera, en el año 1978 para Discos Tropical.
Las mencionadas canciones tienen cualquier cantidad de anécdotas, pero él se decidió por una sucedida en Fundación, Magdalena. “Llegué a una cantina y había una cantidad de personas ingiriendo licor, pero nadie me conocía. Sonaba ‘Mujer incomprensiva’, y cuando estaba a punto de terminarse alguien gritó que la repitieran y si el disco se rayaba, mandaran a comprar dos más”. Calló un instante, se emocionó y continuó su relato. “Quedé sorprendido y se me puso la piel de gallina porque nunca había escuchado tantas veces seguidas mi canción”.
A continuación. Adaulfo Herrera contó que había aprendido a tocar acordeón desde los siete años, y de una se enamoró de ese instrumento. “Mi primo, ‘El Negro’ Herrera, hermano de Miguel, tenía un acordeón, pero como yo era un niño me lo escondían. Cuando él salía, lo tomaba y ensayaba. Cuando lo veía venir en su burro lo guardaba. Después, mi papá, José de los Santos Herrera Díaz, se puso de acuerdo con mi mamá, Adelaida Esther Castrillo Tovar, y me compraron mi primer acordeón. De esa manera me inicié, y a los 20 años me convertí en compositor, hasta el día de hoy que tengo más de 160 canciones, y de ellas 70 están grabadas”.
Alegría folclórica
Adaulfo Herrera asiste frecuentemente al Festival de la Leyenda Vallenata, y se llena de emoción cuando escucha a los acordeoneros y acordeoneras de las distintas categorías, interpretando sus canciones con la que muchos han ganado.
“Que interpreten esos dos sones es algo que me llena el alma, que me fortalece. Algo grandioso que me hace seguir adelante con la música vallenata que es tan penetrante a la hora de expresar todo lo que se siente”, comentó satisfecho.

Después de pasearse por los diversos capítulos de su vida llegó al punto que lo hizo llorar. Todo sucedió la noche del lunes 30 de abril del año 2007, cuando Hugo Carlos Granados se coronó como Rey de Reyes del Festival de la Leyenda Vallenata.
“No pude ir al Festival Vallenato porque estaba enfermo, muy afiebrado, pero seguí la trasmisión de la final por el Canal Telecaribe. Esa noche Hugo Carlos interpretó el son ‘Mujer incomprensiva’, y cuando dieron el fallo dándolo como ganador me paré de la cama, fui a la nevera, saqué una botella que nunca falta, y sin medir las consecuencias me tomé varios tragos de whisky”.
Volvió a vivir ese momento, pero esta vez tomó su acordeón trazando en notas esa canción que en su momento le apretó el corazón, pero que ahora es otra la historia. “Le di gracias a Dios por el triunfo de Hugo Carlos, y por la felicidad de aportar al folclor vallenato esa canción a una mujer incomprensiva que no me canso de darle las gracias por no tenerme en cuenta”.
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Definitivamente, ‘Mujer incomprensiva’ y ‘Qué bonita que es la vida’, se pegaron en el corazón del folclor vallenato, estando untadas de tristezas y alegrías. En este sentido, la inspiración nació asumiendo el reto de esperar que la vida se contara en cantos con la mejor cadencia musical, donde el sentimiento se desahogó recibiendo la más grande aclamación.