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A 8.146 kilómetros del Caribe colombiano, entre las paredes blancas de la sede de la UNESCO en París, estarán colgados desde este martes unos tejidos que no solo cuentan una historia, sino muchas: la de la naturaleza que resiste, la del arte que transforma y la de las mujeres que luchan por un futuro mejor.

Se trata de las obras de Mónica Urquijo, artista y diseñadora textil barranquillera, y la única colombiana presente en esta importante muestra internacional en el marco de la Semana de América Latina y su biodiversidad. La exposición en la galería Vivance Art Gallery en la UNESCO es para conmemorar el Día de la Tierra con tapices que brotan desde lo más profundo de esta.

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Sus 19 piezas fueron tejidas con fibras obtenidas del residuo del plátano, una planta que, tras dar su fruto, suele desecharse. Pero lo que para muchos es basura, para Mónica fue siempre una posibilidad. Lo convierte en filamento textil a través de un proceso que involucra inmunización, tratamiento artesanal y teñido natural. Algunas obras conservan el color propio de la fibra; otras están bañadas en laminillas de oro o intervenidas pictóricamente, elevando lo cotidiano a la categoría de arte.

“Mi obra es 100 % natural. Trabajo con un desecho del campo que se vuelve materia prima y con este se generan oportunidades económicas para mujeres que no pueden dejar sus casas o sus hijos para entrar a una fábrica. Esta es una forma de dignificar lo que tenemos”, cuenta Mónica en su diálogo con EL HERALDO desde Barranquilla, mientras sus piezas hablan por ella en Europa.

La exposición fue posible gracias a la gestión de una galería de arte latinoamericano fundada por Virgilio Sierra y Francisco Barros, quienes son los que han gestionado el arte latinoamericano en París. Una de sus obras llamó la atención de la embajadora ante la UNESCO, quien pidió algo que debía ser tenida en cuenta ya que representara la tierra y su biodiversidad. El galerista no dudó: “Te lo tengo”, le dijo haciendo referencia al talento de Mónica Urquijo y sus tejedoras.

Tejer futuro con las manos de siempre

Desde hace más de 25 años, Mónica ha investigado fibras naturales del territorio colombiano. En los años 2000, cuando el país buscaba alternativas de exportación sostenibles, ella apostó por un camino que combinara naturaleza, arte y tejido social. Así nació su empresa, Textiles Mónica Urquijo, un proyecto que hoy articula a un grupo de mujeres cabeza de hogar, verdaderas maestras del tejido que han encontrado en este oficio una forma de independencia.

CortesíaEsta es una de las piezas que integra la exposición.

“Este no es un trabajo que yo hago sola, estoy rodeada de mujeres que sueñan conmigo. Algunas están a mi lado en esta misión desde hace muchos años. Ellas también son las artistas”, asegura con orgullo.

Ese componente humano, junto con su propuesta estética y ecológica, le valieron en 2006 el reconocimiento como Emprendedora Social de Colombia ante el mundo por la Fundación Schwab, con sede en Zúrich.

La experiencia de París no es su primera incursión internacional. Mónica ha estado presente en bienales de arte textil en Madrid y Miami, siempre vinculada a colectivos femeninos. Sin embargo, esta muestra en la sede de la UNESCO tiene un valor especial. No solo por el escenario global, sino por lo que representa: el uso responsable de los recursos, la conexión con la tierra y la visibilización del trabajo femenino del Caribe colombiano.

Arte que nace del desecho

Las fibras con las que trabaja Mónica y su equipo no son simplemente un material. Son símbolos. Representan el ciclo de la vida, la resistencia de la naturaleza y la capacidad de reinvención de los pueblos. En tiempos en que el discurso ambiental muchas veces se queda en palabras, Mónica demuestra que se puede tejer sostenibilidad con las propias manos.En la sede de la UNESCO, sus tapices no están colgados como objetos decorativos. Están allí como declaraciones de principios, como testigos del poder de lo local en el escenario global.

CortesíaMónica Urquijo sigue trabajando para que su propuesta llegue a más rincones del mundo.

“Para mí, esto nació como un sueño. Mostrar al mundo un sello colombiano que no esté relacionado con la droga o la violencia, sino con la riqueza de nuestra naturaleza. Hoy ya no es un sueño, es una meta, y estoy decidida a volar más alto”, afirmó a esta casa editorial.

Lo que viene: expandir el hilo

Mónica no viajó a París, fueron sus obras las que hicieron el viaje, acompañadas de los galeristas que han creído en ella. Desde Barranquilla sigue trabajando, proyectando, soñando, pero ahora con la certeza de que lo suyo no es una idea lejana, sino una propuesta concreta con proyección internacional.

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El próximo paso para su empresa es seguir creciendo, consolidando mercados y fortaleciendo el impacto social del proyecto. “Hoy trabajo con más confianza. Antes era un sueño; ahora tengo certeza de que se puede. Me impulsa la seguridad de saber que lo que hacemos tiene sentido y valor”, concluye.

En un mundo marcado por la tecnología y la inmediatez, el arte textil de Mónica Urquijo es una pausa necesaria. Una invitación a mirar hacia la tierra, a valorar lo que se desecha y a reconocer la sabiduría de las manos que tejen futuro.