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En un pequeño garaje de la calle 68 con 44, hace exactamente 25 años, comenzaba a gestarse uno de los nombres que hoy resuena con fuerza en el mundo de la moda costeña. Rafael Ballestas, un barranquillero que entonces apostaba todo a un préstamo y al apoyo incondicional de su madre, hoy celebra sus éxitos con la misma pasión del primer día pero con el bagaje que solo otorgan miles de puntadas y telas transformadas en sueños.

“Soy un hombre barranquillero de 50 años, amante de la buena música, la cultura, el arte y la danza. Me gusta apoyar el talento y, sobre todo, hacer las cosas bien”, dice Ballestas cuando se le pregunta sobre cómo se ve así mismo.

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La vocación de Rafael no fue una epifanía súbita ni un descubrimiento tardío. Como las buenas telas, su talento se fue tejiendo desde temprano. “Siempre tuve buen gusto por la moda. A escondidas hacía vestiditos de muñeca, pintaba, compraba la revista Cromos y admiraba a los diseñadores de la época”, rememora con una sonrisa nostálgica.

Su madre, primera mecenas y creyente incondicional de su talento, cosía en las noches mientras el pequeño Rafael organizaba vestidos para su hermana y abuelo. “Yo era quien escogía todo para mis hermanos. Siempre tuve el ojo para eso”, afirmó. Esa intuición innata para saber qué le queda bien a cada persona sería años después su marca distintiva.

Del garaje a las pasarelas

Emilio Yidi

Su primer negocio, aquel garaje acondicionado por su madre, comenzó especializándose en camisas masculinas y disfraces para alquilar. “Yo diseñaba y a cualquier tela le ponía un adornito. Eran cosas diferentes, iba a la vanguardia de la moda”, recuerda.

El primer vestido importante que confeccionó fue para una novia, hace casi 30 años. “Todavía por ahí me presta el vestido, ya está todo amarillo”, menciona entre risas. Ese amarillo hoy representa una promesa cumplida y el inicio de una carrera que lo llevaría a vestir reinas del Carnaval y hasta a candidatas a Miss Colombia.

La alquimia detrás de cada diseño

Emilio Yidi

Para Ballestas, cada cliente es un universo único. “Hay que tener en cuenta la estatura, el tono del cabello, de los ojos, de la piel, la silueta, si es gruesa, delgada, bajita o alta”, explica sobre su meticuloso proceso creativo. Esta atención al detalle ha sido crucial en su éxito, especialmente con las novias, para quienes diseña “el vestido más importante de su vida”.

“Para mí es muy importante que, en el caso de una novia, ella crea en mí y confíe en el mí el vestido más importante de su vida para que yo se lo diseñe y se lo confeccione (...) Mis diseños se diferencian por ser elegantes, delicados, limpios. No son recargados ni empachados, son modernos sin ser hostigantes”, define sobre su estilo, una elegancia sobria que ha sido su firma inconfundible durante 25 años.

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Como todo emprendedor, Rafael ha enfrentado desafíos. “La pandemia fue terrible. Imagínate, tenía un local, servicios por pagar... pero me reinventé vendiendo pijamas y ropa para estar en casa. Mis clientes me ayudaron mucho”, relata sobre el momento más difícil de su carrera.

De Barranquilla a Nueva York

Emilio Yidi

Aún con su larga trayectoria, Ballestas mantiene vivos sus sueños. “Mi mayor sueño es estar en la pasarela de Nueva York o en Italia. La de Nueva York sé que se va a cumplir muy pronto, hay mucha gente que me quiere conocer”, revela con la ilusión intacta de quien sigue soñando como el primer día.

Mientras prepara una pasarela especial para este año, celebrando sus bodas de plata, Rafael Ballestas sigue siendo ese niño que escondido diseñaba vestidos para muñecas, pero ahora con 25 años de experiencia transformando telas en momentos inolvidables. En cada puntada, en cada consejo de estilo, en cada vestido de novia o traje de reina, está el espíritu de un barranquillero que convirtió su pasión en el arte de hacer felices a los demás a través de la moda.