“Ánimo”, “se fuerte”, “no vale la pena que estés así”, son algunas frases que se usan para tratar de sacar a alguien de un estado depresivo; sin embargo, estas no ayudan y denotan falta de empatía hacia la otra persona, quien debido a su salud mental no logra tener control de sus pensamientos y emociones.
Cada 13 de enero se conmemora el Día Mundial contra la Depresión para dar visibilidad a las millones de personas que sufren esta enfermedad. Las cifras en torno a la depresión son alarmantes, debido a que afecta a más de 280 millones de personas, según datos proporcionados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Cada año, más de 700.000 personas pierden la vida por suicidio, muchas de ellas como consecuencia de esta enfermedad.
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Según datos del Ministerio de Salud, se estima que el trastorno depresivo aparece en el 4,1 % de la población (5,9 % en mujeres y 2,3 % en hombres), creciendo la frecuencia progresivamente con la edad hasta alcanzar el 12 % de las mujeres y el 5 % de los hombres de 75 a 84 años de edad.
A pesar de que no se conocen las causas exactas que provocan la depresión, existen diversos factores que contribuyen a la aparición de este trastorno, siendo la interacción entre factores sociales, psicológicos y biológicos los principales causantes de esta enfermedad.
“La depresión es un trastorno mental que se caracteriza por una alteración en el estado de ánimo, donde hay una tristeza persistente. Lo que la diferencia de la tristeza es que esta perdura en el tiempo. Existen múltiples causas de la depresión, tanto psicológicas (baja autoestima), como biológicas (dificultad en la química cerebral) o ambientales, que surgen al estar expuesto a situaciones estresantes como abusos, maltratos, perdidas, entre otros aspectos”, le explicó a EL HERALDO la psicóloga clínica María Mónica Molina.
La profesional en salud mental destacó que la mayoría de las personas muestran algunos síntomas como falta de motivación, pensamientos negativos o alteración en el sueño y el apetito.
“Sin embargo, la depresión no siempre se ve así, por lo general hay personas que no muestran signos muy notables y pueden estar sufriendo de una depresión”, advirtió.
Signos de alarma
María Eugenia Sarmiento, psicóloga clínica, Magíster en Psiconeurosiquiatría y rehabilitación, le explicó a esta casa editorial algunos signos claves que deben ser tenidos en cuenta por el entorno más cercano de las personas que padecen esta enfermedad, para a partir de ello, guiarlo a recibir ayuda profesional.
“Realmente, cuando una persona está bajo la depresión, lo primero que tiene es dificultad para dormir, por lo tanto el insomnio va a ser presente. Segundo, la persona se aísla, no quiere salir de la habitación, no quiere hablar con nadie, se le va el apetito, descuida su apariencia personal, ya no le importa bañarse, no le importa si se viste o no, se mantiene de mal genio, irritable, le afecta la concentración, vive como ido, y desmotivado, al punto que las actividades que antes hacía y le producían placer, ya no le produce ningún sentido en realizarlas”.
Con relación a las acciones que deben realizar familiares o amigos, Sarmiento indicó que deben estar encaminadas a buscar ayuda profesional porque una persona deprimida puede llegar a tener pensamientos suicidas.
“Primero se debe hablar con la persona, escucharla y no juzgarla, luego abrazarla y sugerirle que busque la ayuda profesional ¿Por qué? Porque una persona deprimida necesita tanto la ayuda psicológica, tener a alguien que lo pueda escuchar y segundo, tomar medicamentos. Y es que una persona deprimida no duerme y esto lo puede llevar realmente a tener una alteración a nivel físico, cognitivo y a nivel emocional”.
“No confundir con ansiedad”
María Eugenia Reatiga, psicóloga clínica de Uninorte enfatizó en que la depresión no debe ser confundida con la ansiedad. Afirmó que ambas son estados muy dolorosos, ya que la persona sufre mucho. “La ansiedad es una sensación subjetiva de malestar muy dolorosa, se caracteriza por la sensación de peligro inminente. Algo malo me va a suceder, algo va a pasar. Muchas veces la ansiedad se refleja en una necesidad imperiosa y compulsiva por querer tenerlo todo controlado”.
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En cambio sobre la depresión destacó que “es un estado de tristeza, de apatía, es la sensación de pérdida de algo o de vacío (…) En la ansiedad se teme que suceda algo doloroso, mientras que en la depresión sucedió algo doloroso”.