En un país donde durante décadas el silencio fue impuesto a las mujeres en el ámbito político, una de las preguntas que más dolía era: ¿Por qué no podemos votar? El simple hecho de hacer parte de este género las dejaba fuera de los espacios de poder. Estaban atadas por las cadenas del patriarcado, mientras la política, la economía y la sociedad se construían sin sus aportes.
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Era la Bogotá de los años 50, una época en la que las calles eran testigos de marchas, voces alzadas y pancartas que pedían justicia. Este jueves, esa historia de resistencia y determinación tuvo vida en la pantalla grande con Estimados Señores, la ópera prima de la actriz y autora colombiana Patricia Castañeda.
El drama político, basado en hechos reales, revive el movimiento sufragista que, en 1954, marcó un hito en el país. Además de narrar los hechos, la película sumerge al espectador en el sentir de una Bogotá que, entre reuniones clandestinas y estrategias mediáticas, fue el escenario de una batalla que cambió para siempre la dinámica de poder en Colombia.
La cinta sigue a nueve mujeres que, conscientes de la injusticia de su exclusión, se propusieron romper las cadenas de un sistema que las mantenía al margen. Con valentía y astucia, estas pioneras decidieron llevar el derecho al voto femenino a la Asamblea Nacional Constituyente. Sin embargo, el camino no fue fácil: marchas interrumpidas, discursos ignorados y una sociedad que las miraba con recelo, fueron sus principales barreras.
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Patricia Castañeda no es una extraña en el mundo del cine. Tras años trabajando frente y detrás de cámaras, la actriz y autora colombiana da un paso más allá y se estrena como directora en esta cinta. Pero este no es solo un proyecto más en su carrera: es una misión personal que, según ella, nació de la curiosidad y del deseo de llenar un vacío en la memoria colectiva. “Siempre he estado contando historias, pero esta vez no quería ser solo un pedacito de ella. Quería estar encima de todo, de cada detalle: quién actúa, cómo se escribe, cómo se dirige y se muestra. Era el momento para mí de asumir ese rol y de contar esta historia que no conocía y que, al descubrirla, me pareció poderosa y reveladora”.
El interés de Castañeda por la lucha de las mujeres colombianas surgió cuando empezó a investigar sobre el voto femenino.
“No hay casi nada sobre el tema, solo pedacitos muy pequeños que debes buscar con esfuerzo. Me intrigó por qué esta historia, que es maravillosa y empoderadora, nunca había sido contada. Y entonces entendí: si alguien no nos cuenta la historia, nosotros tenemos que contarla”.
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Retos detrás de la cámara
El proceso de crear Estimados Señores no estuvo exento de desafíos. La falta de información sobre los hechos de 1954 complicó la tarea, pero también la convirtió en un reto apasionante.
“Fue un trabajo de hilar detalles desde diferentes lados, hablar con gente, recolectar historias y construir una narrativa que no solo fuera fiel a los hechos, sino también cautivadora y dramática, como debe ser una producción audiovisual”.
El resultado es un filme que combina realidad histórica con elementos de suspenso y drama, mostrando tanto los logros como las dificultades que enfrentaron mujeres como Esmeralda Arboleda y Josefina Valencia, interpretadas por Julieta Restrepo y Paula Castaño, respectivamente.
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La película está protagonizada por Julieth Restrepo, junto a Marcela Mar, Paula Castaño, Bárbara Perea, Claudio Cataño, Elkin Diaz, Jacques Touckmanian, Victoria Ortiz, Walther Luengas, Pedro Mogollón y Alberto Saavedra.
Una historia ejemplar
Castañeda ve esta producción como un acto de justicia histórica y un homenaje a las mujeres que, con su valentía y determinación, conquistaron derechos que parecían imposibles. “El ejemplo es lo más importante. Estas mujeres nos enseñaron que podemos lograr lo que nos proponemos. Quiero que las personas salgan del cine pensando: ‘Si ellas pudieron, yo también puedo’”.
Con marchas y una poderosa estrategia mediática logran, finalmente, su objetivo, pero el verdadero desafío comienza en el debate, donde enfrentan una feroz oposición. Sin embargo, lo lograron, y por ello, se convierte en una historia que todos deberían conocer.
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“Es una película que todas las mujeres debemos ver: las abuelas, que van a recordar un momento que les tocó vivir; nuestras madres, que vieron la transición; y las generaciones nuevas, que necesitan saber cómo sucedió todo”.
También relató cómo fue su descubrimiento personal sobre este hecho histórico: “En el colegio nos decían que el presidente de ese momento, el General Rojas Pinilla, nos había dado el derecho al voto. Pero la verdad es que a ellas no les dieron nada. Ellas lo lucharon y lo ganaron. Por eso era tan importante contar la historia como fue, para que todas las mujeres la sepan”.
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Como mujer directora, Patricia observa con optimismo la evolución del cine nacional: “Hay una ola de mujeres muy talentosas, con mucha velocidad y fuerza, que están produciendo, dirigiendo, haciendo sus cortos, largos y series. Ahí venimos todas”. Su perspectiva refuerza la idea de que las mujeres tienen un espacio cada vez más consolidado en la industria audiovisual, una conquista que, como en la historia que narra en su película, también se ha logrado con lucha.
