Cuando Alberto Guerra describe su experiencia filmando Pimpinero: Sangre y Gasolina en La Guajira, sus palabras reflejan algo más profundo que el simple oficio de actuar. “La Guajira para mí fue como regresar a casa, de cierta manera”, dice emocionado.
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A pesar de haber vivido en México por más de 30 años, el actor cubano encontró en ese rincón del Caribe colombiano un vínculo inexplicable con sus raíces. “Hay algo en La Guajira que se siente como Cuba, aunque no sé exactamente qué es. Lo disfruté muchísimo”, cuenta.
La película, dirigida por Andi Baiz, se adentra en los conflictos de un grupo familiar enfrentado a sus diferencias generacionales, explorando temas de pertenencia y lealtad.
Guerra interpreta a Ulises, un personaje que simboliza los roces inevitables entre los hermanos. “Ulises representa una parte de la familia que choca con la manera de pensar de alguno de los otros hermanos”, explica.
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La dinámica entre los personajes, interpretados también por Alejandro Speitzer y Laura Osma, resulta fundamental en la narrativa. “Somos tres personas de mundos distintos, pero encontramos tantos puntos en común. Estar en La Guajira, alejados de todo, ayudó a construir ese vínculo en pantalla”, añade.
Un cine para enorgullecer a Colombia
Tras su exitoso paso por el Festival Internacional de Cine de Toronto, Pimpinero llega a Prime Video con grandes expectativas. Guerra asegura que la película tiene algo para todos. “La gente puede esperar conmoverse, divertirse y sentirse identificada con las historias personales”, comenta.
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También destaca el orgullo que siente por la calidad del cine colombiano: “Esto es algo de lo que los colombianos deben sentirse parte, porque sin el público, estas producciones no serían posibles”.
Al ver el producto final, Alberto Guerra experimentó una mezcla de orgullo y emoción. “Pasé casi un año trabajando en este proyecto con Andi y el equipo, desde las primeras ideas hasta la edición final. El guion se reescribe en la edición, y ver cómo todo cobra vida en pantalla es increíble”, concluye.
Con Pimpinero: Sangre y Gasolina, Alberto Guerra no solo entrega una actuación sólida, sino que se conecta emocionalmente con el lugar y las personas, ofreciendo una experiencia cinematográfica que promete dejar huella. “Es un cine para ir y disfrutar, pero también para sentirse orgulloso”, asegura.
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Trabajar con Juanes: de la admiración al respeto
El rodaje también le permitió compartir escena con Juanes, quien no solo compone parte de la banda sonora, sino que interpreta un rol crucial en la trama. Para Guerra, fue una experiencia transformadora.
“Yo crecí escuchando a Juanes desde que salió de Ekhymosis, y muchas de sus canciones me marcaron”, dice con admiración.
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Sin embargo, conocer al hombre detrás de la leyenda lo impactó aún más: “Juanes es un ser humano sensible, cariñoso y generoso. Lo admiro 10 veces más ahora que hace 20 años”.