Los trastornos mentales se caracterizan por presentar alteraciones considerables del pensamiento, la regulación de las emociones o el comportamiento. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) afecta a 1 de cada 8 personas en el mundo, por ello la importancia de identificarla a tiempo y tratarla como una condición de salud equiparable a otros padecimientos físicos.
En este sentido, los trastornos mentales resultan difíciles de determinar con respecto a los síntomas que los pueden estar causando. Por tanto, tomarse el tiempo para obtener un diagnóstico preciso ayudará a determinar el tratamiento apropiado. Cuanta más información se tenga, más preparado se estará para afrontar una enfermedad que provoca cambios de actitud y de comportamiento, y que incluso, puede derivar en depresión, ansiedad u otras complicaciones.
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De acuerdo con Mary Luz Gómez, psicóloga clínica, los trastornos mentales son alteraciones clínicamente significativas de la cognición, la regulación de las emociones o el comportamiento de un individuo. Es así como interfieren en el razonamiento de quien los padece, generando dificultad de adaptarse a las condiciones de vida y alterando diversas actividades de la cotidianidad.
La patología está muy asociada al tema de la angustia y la discapacidad funcional, considerándose así como un problema de salud mental. Es importante distinguir entre los procesos emocionales normales, de las situaciones emocionales que empiezan a tornarse complejas, es decir cuando se empieza a reflejar de manera intensa como para no permitir realizar las actividades habituales. Acudir a tiempo donde un especialista hará la diferencia en el paciente.
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Tipos de trastornos mentales
Según explica Mary Luz Gómez, psicóloga clínica de Colmédica, entre las principales clases de enfermedades mentales se encuentran:
Los trastornos de ansiedad: se caracterizan por ser la emoción de anticipación de un futuro peligroso para la persona, sumada a una preocupación excesiva. Sus síntomas llegan a provocar cuadros clínicos de angustia o una discapacidad funcional importante. Existen dentro de este trastorno vario tipos de ansiedad: trastorno de ansiedad generalizada (preocupación excesiva), trastorno de pánico, trastorno de ansiedad social (miedo excesivo en situaciones sociales), trastorno de ansiedad de separación (miedo de la separación a personas con las que se tiene un vínculo emocional).
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Trastornos depresivos: en este caso, la persona experimenta diversos estados de ánimo como: tristeza, irritabilidad, sensación de vacío y pérdida del interés en actividades. Estas conductas se perciben la mayor parte del día, afectando la capacidad para realizar actividades cotidianas. Se suman otros comportamientos como: dificultad para concentrarse, culpa excesiva, autoestima baja, pensamientos de suicidio, alteraciones del sueño, entre otros.
Trastorno bipolar: los pacientes con esta condición presentan episodios depresivos intercalados con períodos de síntomas maníacos, es decir, actividades excesivas de energía y excitación, acompañados de depresión. Las personas con trastorno bipolar se encuentran más expuestas al riesgo de cometer un suicidio.
Trastornos del neurodesarrollo: se tratan de alteraciones conductuales y cognitivas, que generalmente comienzan en la infancia o niñez. Algunas alteraciones que se evidencian son: trastorno del espectro autista, trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y trastornos del aprendizaje.
Esquizofrenia: se caracteriza por ser un trastorno que tiene afecciones como una deficiencia en la percepción y el los cambios de comportamiento. Se experimenta la pérdida de contacto con la realidad, delirios, alucinaciones y un pensamiento y habla desorganizados. Quienes padecen de esquizofrenia pueden ver alteradas de manera constante sus capacidades cognitivas.
Trastornos alimentarios: se caracteriza porque la persona experimenta alteraciones en la alimentación e intranquilidad por los alimentos que consume, además, de problemas con el peso corporal. Se suelen presentar la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa, que puede provocar una muerte prematura debido a complicaciones médicas o al suicidio y la bulimia nerviosa, en cuyos pacientes se manifiesta un riesgo alto en el consumo excesivo de sustancias, suicidio y complicaciones de salud.
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“Las personas más vulnerables a padecer un trastorno de salud mental son los niños, adolescentes y las mujeres, especialmente las que son víctimas de violencia Intrafamiliar, personas que sufren de enfermedades crónicas, o situaciones de estrés agudo. Sin embargo, en general, se puede experimentar a cualquier edad y condición”, expresó la doctora Gómez.
Tratamiento para cada trastorno mental
Cada caso de trastorno es único y diferente, por tanto, el tratamiento depende del tipo de enfermedad mental, la gravedad que revista y lo que sea más efectivo para cada paciente. En varios casos, combinar la manera de tratarlos es lo más recomendable. Las alteraciones que se empiezan a evidenciar deben ser atendidas y diagnosticadas por un equipo de profesionales de salud, con el fin de asegurar la respuesta a todas las necesidades psiquiátricas, médicas y sociales, con un equipo interdisciplinar en especialidades como:
– Médico de atención primaria o de cabecera.
– Psiquiatra, profesional que diagnostica y trata las enfermedades mentales.
– Psicoterapeuta, por ejemplo, un psicólogo.
– Integrantes de la familia, un apoyo que resulta determinante en el tratamiento.
De esta manera, explica la psicóloga Mary Luz Gómez, una vez diagnosticado e identificado el trastorno mental en el paciente, se suele empezar tratamientos a través de:
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Medicamentos: pueden mejorar los síntomas de manera significativa y sus resultados dependen de cada caso en particular, así como de la manera en que el organismo responda al medicamento, los más utilizados son:
Antidepresivos: utilizados para el tratamiento de la depresión y la ansiedad; mejoran síntomas como tristeza, falta de energía, dificultad para concentrarse y mejora en el interés.
Ansiedad: medicamentos utilizados para tratar trastornos asociados con ansiedad o pánico. Pueden crear dependencia, por lo que lo recomendable es usarlos durante períodos cortos.
Estabilizadores del ánimo: utilizados especialmente en el tratamiento del trastorno bipolar (alternancia entre episodios de manía y depresión).
Antipsicóticos: utilizados generalmente para el tratamiento de trastornos psicóticos, como la esquizofrenia.
Psicoterapia: se tratan de conversaciones que tienen como fin abordar la enfermedad y temas relacionados con el trastorno con un profesional de la salud mental. A través de esta terapia se brindan las herramientas para comprender la enfermedad y afrontar las situaciones que detonan el trastorno en el paciente. Puede llevarse a cabo de forma individual, grupal o con los miembros de la familia.
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Estimulación cerebral: es utilizada para tratar casos por depresión y otros trastornos de salud mental, en aquellas circunstancias donde los medicamentos y la psicoterapia no dieron resultado.
En definitiva, los trastornos de salud mental deben ser siempre manejados por un profesional de la salud, con el fin de realizar un tratamiento acorde con el caso y las condiciones especiales de cada paciente. El tratar a tiempo cualquier patología asociada a este tipo de afecciones será determinante para superar con éxito la enfermedad.